Historia antigua

El asesinato de Tiberio Sempronio Graco, el "hombre del pueblo" de Roma.

El asesinato de Tiberio Sempronio Graco, el  hombre del pueblo  de Roma.

La segunda mitad del siglo II a.C. C. La ciudad de Roma se convirtió en el escenario de una batalla sucia entre las dos principales opciones políticas de la aristocracia romana. Antes de continuar, a este artículo podemos acuñar la famosa frase “cualquier parecido con lo “actual” es pura casualidad”, o no. Sólo un párrafo antes de atrevernos a compararlo, en la República de Roma sólo las clases más ricas entraban en política.

En la Roma del siglo II a.C. C. existían dos partidos políticos que luchaban por el control de los órganos de gobierno de la República. Por un lado, los óptimos (los principales), convertidos en guardianes de las tradiciones romanas, ante el avance de las distintas costumbres de los pueblos recién conquistados. Para ello se apoyaron en el control del Senado, al que protegieron contra cualquier intento de cambiar las normas establecidas.

Frente a ellos surgió un nuevo partido, que buscaba el apoyo del pueblo de Roma. De ahí surgió incluso su nombre; los populares , (del pueblo). Su objetivo principal era ampliar el Senado romano para dar mayor cobertura a las necesidades de la Plebe de Roma. También abogaron por el acercamiento de los pueblos latinos conquistados por la República, a los derechos y obligaciones de cualquier ciudadano de la capital romana. A pesar de lo que podamos creer, a estos últimos les costó mucho ganarse a la plebe, en definitiva, los contactos "beneficiosos" del pueblo con los Optimates fueron difíciles de contrarrestar.

El clima económico de la ciudad de Roma, y ​​por tanto de los territorios conquistados por la República, favoreció sin duda este grado de enfrentamiento. Las guerras en Hispania, los últimos coletazos del enfrentamiento con Cartago, los problemas con los galos, o la revuelta de los esclavos de Sicilia, habían dejado a los ejércitos diezmados y las arcas romanas al borde de la quiebra. Las depreciaciones de las monedas fueron constantes. Con la consecuencia evidente del aumento de las diferencias sociales, y el empobrecimiento generalizado de las capas más bajas.

Tiberio Sempronio Graco.

El favorito del pueblo, nació alrededor del 164 a.C. C. dentro de una de las familias más poderosas de Roma, su padre, del mismo nombre, fue uno de los mejores generales que conoció la conquista romana de Hispania. Su madre, Cornelia, era hija de Escipión el Africano. El joven Tiberio estudió en Roma, junto a personajes que iban desarrollando su personalidad. Estaba imbuido de estoicismo (filosofía que rechaza los bienes materiales, para encontrar la felicidad), con Blosio de Cumas. Además, estudió retórica con el gran maestro Diófanes de Mitilene, un tema imprescindible para conectar con el público.

El asesinato de Tiberio Sempronio Graco, el  hombre del pueblo  de Roma.

Los hermanos Graco, Museo de Orsay (París)

En el año 137 a. C. presenció en Hispania, el desastre de Hostilio Mancino contra los celtíberos. Se dice que a su regreso se encontró con los terribles problemas del campesinado. Sin ir más lejos en la región de Etruria, donde los antiguos agricultores habían abandonado su trabajo, dejándolo en manos de esclavos al servicio de ricos terratenientes. Allí decidió revertir la situación cuando tuvo la oportunidad.

Tribuno de la Plebe y su Lex Sempronia.

En el año 134 a. Cayo Tiberio Sempronio Graco es elegido Tribuno de la Plebe. Así que decide intentar llevar adelante su reforma agraria, basada en antiguas leyes romanas que habían sido escritas por algunos de sus predecesores en el cargo. El Lex Sempronia fue presentado a finales de ese año para votación en el tribuno de la Plebe. Partió hacia su aprobación con ciertas ventajas, sabiendo que algunos de sus mayores rivales en la capital, como Escipión Emiliano, luchaban en Hispania.

Aun así, al principio no lograba sacarlo adelante. Ya que se topó con el veto de Marco Octavio, uno de los tribunos al servicio de los optimates. Tiberio lo acusó de ir en contra de los intereses de la plebe, la que había prometido defender. No parece que le vaya a resultar difícil conseguir que le destituyan del cargo, poniendo en su lugar a un hombre en el que confía, Quino Mummio. Ahora sí, la ley fue aprobada y el Senado no tuvo más remedio que ratificarla.

Lo firmado obligó a los ricos terratenientes a devolver las tierras obtenidas indebidamente, como por ejemplo con las conquistas. Así como limitar la extensión de las grandes explotaciones, con el fin de evitar la acumulación de tierras agrícolas en manos de unos pocos. La tierra excedente pasaría a manos de los pobres, como un intento de mitigar sus dificultades. Otro aspecto que destaca en la Lex Sempronia son los nuevos artículos destinados al reparto de los territorios conquistados por la República, que en adelante iban a ser repartidos entre los ciudadanos, incluidos los italianos. En este punto se observa la intención de Tiberio de justificar el otorgamiento de la ciudadanía romana a los habitantes de los territorios de la Península Itálica. No pudo ser, la reacción de los optimates fue inmediata.

El asesinato de Tiberio Sempronio Graco, el  hombre del pueblo  de Roma.

Cornelia la Africana, junto con sus hijos. El Tiberio mayor, el pequeño Cayo.

La muerte del mayor de los Gracos.

Roma terminó esos días convirtiéndose en un polvorín. Los senadores ricos y los terratenientes hicieron correr la voz sobre los problemas que la ley de Tiberio les iba a causar en el futuro. El pueblo de Roma, según ellos, estaba en peligro, las tierras de toda la vida podrían acabar en manos de ciudadanos de otros pueblos. Frente a ellos, la plebe, ante una oportunidad esperada desde hace siglos.

Otro suceso, ocurrido a más de 1.000 km de distancia, añadió más leña al fuego. Atalo III, el rey de Pérgamo, murió en ese año 133 a. C., dejando en su testamento que todas sus posesiones, incluidas sus tierras, fueran para la República de Roma. Según las nuevas leyes de Tiberio Sempronio Graco, las posesiones del rey de Asia Menor debían distribuirse entre los ciudadanos romanos. La rica aristocracia estuvo a punto de perder una gran oportunidad de ampliar sus posesiones. Pero había un salvavidas para ellos, en diciembre se cumplió el mandato de Tiberio, había que colocar en su puesto a alguien relacionado con los optimates.

Frente Tiberio, con poca ayuda y contra las cuerdas, decide intentar mantenerse en su posición, con el firme propósito de salvar a su recién nacido Lex Sempronio. La prórroga de la estancia de Tiberio debía ser aprobada por el Tribunado de la Plebe. Pero ese día no parecía ser el mejor para nuestro protagonista. Sus partidarios, en su mayoría campesinos, estaban inmersos en sus labores agrícolas. Mientras que la plebe de la ciudad de Roma, ya había pasado por caja para cobrar los "favores" de los ricos terratenientes óptimos.

Fue el líder del Senado romano, un tal Escipión Nasica, quien decidió dar un paso adelante; al grito de “síganme los que quieran defender nuestras leyes Provocó el tumulto que provocó el primer golpe en la cabeza de Tiberio Sempronio Graco. Por cierto, un cobarde golpe en el cuello de nuestro protagonista que, tras caer al suelo, fue asesinado a golpes y patadas, y posteriormente arrojado al río Tíber. El Senado ni siquiera atendió la petición de extraer el cadáver del río por parte del hermano menor de Tiberio, Cayo Sempronio Graco, quien pasó el resto de sus días fielmente decidido a terminar el trabajo iniciado por su hermano.

Más información:

Historia Antigua II, Historia de Roma, Pilar Fernández y Javier Cabrero, Ed. Uned, 2014

Imágenes:

commons.wikimedia