La Sarisse era una lanza larga de 3 a 7 metros utilizada por las falanges macedonias.
Muy pesado para una lanza (5 kg), tenía dos puntas de bronce en sus extremos. La corta púa de hierro de su base permitía anclarlo al suelo para frenar el avance de los soldados enemigos.
Sin embargo, aparte de la apretada formación de la falange, la sarissa era casi inútil como arma e inconveniente al marchar. Para ello la sarissa se dividió en dos partes y se unieron antes de la batalla.
La invención de la sarissa se atribuye a Felipe II de Macedonia, padre de Alejandro Magno.