La evidencia sugiere que la sociedad minoica era relativamente igualitaria, y las mujeres disfrutaban de un alto estatus y participaban en diversas actividades públicas y religiosas. El arte minoico representa a hombres y mujeres desempeñando diferentes roles sociales y económicos, desafiando la noción de roles de género rígidamente definidos.
Además, no hay evidencia clara de una autoridad política o religiosa centralizada, lo que indica un sistema de gobernanza más descentralizado y participativo. Estos aspectos diferenciaron a la civilización minoica de otras civilizaciones tempranas, donde las jerarquías sociales y los desequilibrios de género eran más pronunciados.