En algunas jurisdicciones, los esclavos eran liberados automáticamente tras la muerte de su amo. Este fue el caso en las antiguas Grecia y Roma, así como en algunas partes del mundo islámico. En otras jurisdicciones, sin embargo, los esclavos seguían siendo propiedad del patrimonio del amo y podían ser vendidos o heredados por los herederos del amo. Este fue el caso en la mayor parte de América, donde la esclavitud fue legal hasta el siglo XIX.
En Estados Unidos, por ejemplo, la Proclamación de Emancipación emitida por el presidente Abraham Lincoln en 1863 liberó a esclavos en los estados confederados, pero no en los estados fronterizos ni en el Distrito de Columbia. No fue hasta la ratificación de la 13ª Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos en 1865 que se abolió la esclavitud en todo Estados Unidos.