Durante la Era de los Buenos Sentimientos, Estados Unidos experimentó un período de crecimiento y expansión económicos. La población creció rápidamente y el país se expandió hacia el oeste hacia los territorios adquiridos en la Guerra de 1812. El gobierno también asumió un papel más activo en la economía, promoviendo proyectos de infraestructura como la construcción de carreteras y canales.
La Era de los Buenos Sentimientos también vio el surgimiento de una nueva identidad nacional. Los estadounidenses empezaron a verse a sí mismos como un pueblo único, con una cultura y unos valores distintos. Este nuevo sentido de nacionalismo se reflejó en las artes y la literatura de la época.
La Era de los Buenos Sentimientos fue una época de relativa paz y prosperidad para Estados Unidos. Sin embargo, también sentó las bases para los intensos conflictos políticos que vendrían después. La era terminó con la elección de Andrew Jackson en 1828, lo que marcó el comienzo de un período de intenso conflicto político.