La decadencia del reino nabateo comenzó en el siglo I d.C., principalmente debido a la expansión del Imperio Romano. Los romanos conquistaron Petra en el año 106 d.C. e incorporaron el reino nabateo a la provincia romana de Arabia Petraea. Si bien algunos nabateos continuaron viviendo en la región bajo el dominio romano, su identidad y cultura distintivas fueron asimiladas gradualmente a la civilización romano-bizantina más amplia.
Éstos son algunos de los factores clave que contribuyeron al declive de los nabateos:
1. Conquista romana: La expansión del Imperio Romano representó una amenaza importante para los nabateos. En el año 106 d.C., el emperador romano Trajano lanzó una campaña militar contra los nabateos y conquistó su capital, Petra. La anexión del reino nabateo por los romanos marcó el fin de su independencia política.
2. Pérdida de rutas comerciales: Los nabateos estaban ubicados estratégicamente a lo largo de las principales rutas comerciales que conectaban Oriente Medio con el mar Mediterráneo y más allá. Sin embargo, el auge de las rutas comerciales marítimas y la expansión del Imperio Romano provocaron una disminución del comercio terrestre que había sostenido la economía nabatea.
3. Cambios ambientales: Los nabateos eran muy hábiles en la gestión del agua y la agricultura, pero los cambios climáticos y los períodos prolongados de sequía afectaron su capacidad para sostener su civilización dependiente del agua. La disminución de los recursos hídricos y los cambios en la productividad agrícola debilitaron su economía y su estabilidad.
4. Asimilación cultural: Con el tiempo, los nabateos se fueron asimilando gradualmente a la cultura romano-bizantina dominante. La adopción de costumbres, idiomas y prácticas religiosas griegas y romanas provocó una disminución de su identidad y herencia cultural distintivas.
5. Desastres naturales: Los nabateos también eran vulnerables a los desastres naturales, incluidos terremotos e inundaciones, que causaban daños a sus asentamientos e infraestructura. Estos acontecimientos contribuyeron aún más al debilitamiento de su reino.
A pesar de su declive, los nabateos dejaron un legado duradero en forma de impresionantes logros arquitectónicos, como la ciudad excavada en la roca de Petra, que continúa cautivando a visitantes de todo el mundo y es un testimonio de su ingenio y arte.