Los agricultores eran responsables de producir los alimentos que alimentaban a toda la población de Egipto. Cultivaban una variedad de cultivos, incluidos trigo, cebada, lentejas y frijoles. También criaban ganado, como ganado vacuno, ovino y caprino. Los agricultores estaban muy capacitados y conocían las mejores prácticas agrícolas. Utilizaron técnicas de riego para garantizar que sus cultivos tuvieran suficiente agua y sabían cuándo plantar y cosechar para obtener los mejores rendimientos.
Los pastores eran responsables de cuidar el ganado. Movían sus rebaños de un lugar a otro en busca de nuevas tierras de pastoreo. Los pastores también eran expertos en proteger a sus animales de los depredadores y del duro entorno del desierto.
Los agricultores y pastores eran miembros muy respetados de la sociedad egipcia. A menudo se los representaba en el arte y la literatura y, en ocasiones, se les asignaban posiciones de poder y autoridad. Por ejemplo, el visir, que era la segunda persona más poderosa de Egipto después del faraón, era a menudo un granjero.
Los agricultores y pastores no sólo eran importantes para la economía egipcia, sino que también eran esenciales para el tejido social y cultural de la sociedad egipcia. Eran la columna vertebral del país y desempeñaron un papel vital en su éxito.