La Peregrinación de Gracia comenzó en Lincolnshire en octubre de 1536 y rápidamente se extendió a otras partes de Inglaterra y Gales. Los rebeldes, muchos de los cuales eran gente común, estaban liderados por un grupo de nobles, entre ellos Robert Aske. Los rebeldes marcharon sobre Londres y finalmente fueron recibidos por Enrique VIII en Doncaster en diciembre de 1536.
En Doncaster, Enrique VIII acordó cumplir con algunas de las demandas de los rebeldes, incluida la restauración de algunos de los monasterios y la derogación de algunas de las leyes anticatólicas. Sin embargo, el rey estaba decidido a aplastar la rebelión y rápidamente reunió un ejército de 40.000 hombres. En febrero de 1537, el ejército de Enrique VIII derrotó a los rebeldes en la batalla de Pontefract.
La Peregrinación de Gracia fue un gran desafío para la autoridad de Enrique VIII y demostró que el rey enfrentaba una oposición significativa a sus reformas religiosas. Sin embargo, Enrique VIII estaba decidido a aplastar la rebelión y finalmente lo consiguió.