Ascenso del cristianismo:el cristianismo, que había ido ganando prominencia dentro del Imperio Romano, se convirtió en la religión oficial del Imperio Bizantino. Esto condujo al desarrollo de una identidad religiosa bizantina distinta y a la construcción de numerosas iglesias y monasterios.
Expansión territorial:El Imperio Bizantino expandió sus territorios conquistando tierras anteriormente controladas por el Imperio Romano Occidental. Esto incluía partes de Italia, el norte de África y los Balcanes. El imperio también estableció control sobre algunas zonas de Oriente Medio y Asia Menor.
Codificación de leyes:en el siglo VI, el emperador Justiniano I inició un importante proyecto para codificar y revisar las leyes romanas. Esta codificación, conocida como Corpus Juris Civilis, se convirtió en la base del sistema jurídico bizantino e influyó en las prácticas jurídicas de las sociedades europeas posteriores.
Florecimiento artístico y cultural:el arte y la arquitectura bizantinos alcanzaron grandes alturas durante este período. La construcción de magníficas iglesias, como Santa Sofía en Constantinopla, mostró la riqueza y la destreza artística del imperio. El arte bizantino también influyó en el arte religioso de otras partes de Europa y más allá.
Reformas administrativas:el Imperio Bizantino implementó reformas administrativas para mantener el control sobre sus vastos territorios. Estas reformas incluyeron la creación de temas, o distritos militares, y el establecimiento de una burocracia centralizada para supervisar los asuntos provinciales.
Preservación del conocimiento clásico:el Imperio Bizantino sirvió como depósito del conocimiento clásico griego y romano. Los eruditos bizantinos conservaron y estudiaron muchos textos antiguos y obras filosóficas, que más tarde influyeron en el desarrollo de la civilización occidental durante el Renacimiento.