En la época colonial, los aprendizajes eran una forma común para que la gente aprendiera un oficio. Un aprendiz suele ser una persona joven, normalmente de entre 14 y 18 años, que trabaja para un maestro artesano durante un período de tiempo, normalmente de 5 a 7 años.
Durante este tiempo, el aprendiz aprendería las habilidades del oficio trabajando junto al maestro y ayudando con tareas como preparar ingredientes, hornear pan y pasteles y vender productos.
A cambio de su trabajo, los aprendices recibían comida, alojamiento y vestido, así como instrucción en el oficio. Al final de su aprendizaje, los aprendices normalmente recibían un certificado o diploma que certificaba su competencia en el oficio.