Durante el siglo XVII, la esperanza de vida media en Europa oscilaba entre 30 y 35 años. Sin embargo, es importante señalar que las tasas de mortalidad infantil eran altas y muchos niños no sobrevivían más allá del primer año de vida. Como resultado, la esperanza de vida media al nacer era menor.
En algunas regiones, como Londres, la esperanza de vida era incluso menor, con un promedio de 25 a 30 años, debido a las malas condiciones de vida y las enfermedades rampantes. En cambio, en las zonas rurales y entre las clases altas la esperanza de vida podría ser algo mayor, llegando a los 40 o incluso 50 años.