1. Falta de materiales de construcción: La isla carecía de los materiales de construcción necesarios, como piedras y madera. Los aztecas tenían que transportar estos materiales desde lugares distantes a través del lago, lo cual era una tarea compleja y que requería mucho tiempo.
2. Terreno inestable: Tenochtitlán fue construida sobre una base blanda e inestable, compuesta de sedimentos lacustres. Los ingenieros de la ciudad tuvieron que idear técnicas innovadoras para estabilizar el suelo y evitar que las estructuras se hundieran.
3. Gestión del agua: Controlar los niveles de agua del lago de Texcoco fue crucial para la supervivencia de la ciudad. Los aztecas construyeron un extenso sistema de canales, diques y chinampas (islas artificiales) para regular el flujo de agua y proteger la ciudad de las inundaciones.
4. Transporte: El transporte de mercancías y personas hacia y desde la isla era un desafío debido a la falta de puentes y carreteras que conectaran Tenochtitlán con el continente. Los aztecas dependían de canoas y barcos para transportarse a través del lago.
5. Limitaciones de recursos: Los aztecas tenían acceso limitado a ciertos recursos, como los metales y la obsidiana. Necesitaban importar estos materiales mediante el comercio o las conquistas.
6. Complejidad de ingeniería: La construcción de estructuras monumentales, como el Gran Templo y los palacios, requirió técnicas de ingeniería avanzadas y una planificación precisa. Los aztecas demostraron un ingenio excepcional al diseñar y construir estas estructuras.
7. Mano de obra y mano de obra: Construir una ciudad del tamaño de Tenochtitlán requirió una fuerza laboral sustancial. Los aztecas dependían de su propia fuerza laboral y de las poblaciones conquistadas para proporcionar mano de obra para los proyectos de construcción.
A pesar de los desafíos, los aztecas superaron con éxito estos obstáculos y construyeron una magnífica ciudad que se convirtió en la capital del Imperio Azteca. Los impresionantes logros de ingeniería y maravillas arquitectónicas de Tenochtitlán continúan sorprendiendo a historiadores y arquitectos hasta el día de hoy.