La ubicación precisa y la descripción de las Puertas del Hades variaron en diferentes historias y relatos mitológicos. En algunas versiones, las puertas estaban custodiadas por Cerberus, el perro de tres cabezas que impedía que los muertos salieran del inframundo. En otras representaciones, las puertas estaban situadas al otro lado del río Estigia, que los muertos tenían que cruzar en barco para llegar al inframundo.
Las Puertas del Hades se consideraban a la vez un lugar de transición y una frontera entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos. Representaban el destino final del difunto y el comienzo de su viaje al más allá, donde enfrentarían el juicio y recibirían sus recompensas o castigos eternos.
En las discusiones religiosas y filosóficas, las Puertas del Hades también pueden verse como símbolos metafóricos de la muerte y el posterior viaje a los reinos desconocidos o espirituales. Pueden servir como recordatorio del inevitable fin de la vida humana y de las preguntas que rodean lo que hay más allá del ámbito físico.
El concepto de las Puertas del Hades ha influido en diversas obras artísticas, literarias y culturales a lo largo de la historia, sirviendo a menudo como elemento alegórico o simbólico para explorar temas relacionados con la muerte, el más allá y la naturaleza de la existencia.