Disparidades económicas:
La Edad Dorada fue testigo de un aumento espectacular de la riqueza y el poder concentrados en manos de un pequeño grupo de personas y corporaciones ricas. Esto llevó a una desigualdad económica generalizada, con la mayoría de la población luchando para llegar a fin de mes. Los agricultores, en particular, enfrentaron desafíos económicos debido a la caída de los precios agrícolas y los altos costos de transporte.
Industrialización y explotación laboral:
La industrialización durante la Edad Dorada condujo a la explotación de trabajadores en fábricas, minas y otras industrias. Los bajos salarios, las condiciones laborales inseguras y la falta de derechos laborales plagaron a la clase trabajadora. Esto estimuló movimientos laborales y organizaciones que defendieron los derechos de los trabajadores, pero estos esfuerzos a menudo encontraron resistencia por parte de industriales poderosos.
Corrupción política:
La Edad Dorada estuvo marcada por una corrupción política generalizada y un tráfico de influencias. Las máquinas políticas controladas por poderosos jefes políticos manipularon las elecciones, manipularon el sistema en favor de las grandes empresas y desatendieron las necesidades de los ciudadanos comunes y corrientes. Esta corrupción alimentó aún más el descontento público y exigió reformas políticas.
Alianzas de agricultores:
Las alianzas de agricultores surgieron durante la Edad Dorada como organizaciones que tenían como objetivo abordar las preocupaciones económicas de los agricultores. Estas alianzas abogaron por la regulación gubernamental de los ferrocarriles y otras industrias para garantizar precios justos y reducir los costos de transporte. Las alianzas también impulsaron políticas monetarias que beneficiarían a los agricultores, como la libre acuñación de plata.
Partido Popular (Partido Populista):
Los diversos movimientos agrarios y obreros finalmente se fusionaron para formar el Partido Popular, más comúnmente conocido como Partido Populista. El partido se estableció oficialmente en 1892 y reunió a agricultores, trabajadores y otras personas con mentalidad reformista. Los populistas hicieron campaña con una plataforma que incluía demandas de regulación gubernamental de las grandes empresas, un aumento de la oferta monetaria para inflar la economía y aliviar la carga de la deuda, y la propiedad pública de los servicios esenciales.
El ascenso del Partido Populista fue una respuesta directa a los problemas económicos, políticos y sociales que caracterizaron la Edad Dorada. El partido tenía como objetivo desafiar el dominio de las grandes empresas y la corrupción política, y promover los intereses de los ciudadanos comunes, especialmente los agricultores y trabajadores. Si bien el Partido Populista no logró un éxito a largo plazo como partido político, jugó un papel importante en la configuración del panorama político y sentó las bases para futuros movimientos progresistas.