Aumento de impuestos sin representación:Después de la costosa guerra entre Francia e India, Gran Bretaña impuso varios impuestos a las colonias sin darles representación directa en el Parlamento británico. Los impuestos importantes incluyeron la Ley del Timbre (1765), las Leyes Townshend (1767) y la Ley del Té (1773). Estas medidas se consideraron injustas ya que las colonias estaban sujetas a impuestos pero no tenían voz en el proceso de toma de decisiones.
Restricciones al comercio y las políticas económicas:Gran Bretaña implementó políticas que restringieron el comercio colonial, favoreciendo a los comerciantes y empresas británicas. Las Leyes de Navegación (1651-1696), por ejemplo, exigían que ciertos bienes sólo pudieran importarse o exportarse a Gran Bretaña. Estas limitaciones impusieron dificultades económicas a los colonos y obstaculizaron su crecimiento.
Presencia de tropas y políticas británicas:Después de la Guerra de los Siete Años, Gran Bretaña mantuvo un ejército permanente en las colonias para mantener el orden y defenderse de posibles amenazas. Sin embargo, muchos colonos vieron la presencia de estas tropas como un símbolo de opresión y un recordatorio constante del control británico.
Actos coercitivos:Después del Boston Tea Party en 1773, el gobierno británico respondió con una serie de leyes conocidas como Actos Coercitivos, también conocidas como "Leyes Intolerables" por los colonos. Estas medidas incluyeron la Ley del Puerto de Boston, la Ley del Gobierno de Massachusetts, la Ley de Administración de Justicia y la Ley de Quebec. Las leyes limitaron aún más el autogobierno, aumentaron el control británico sobre las colonias e indignaron a los colonos.
Actos intolerables:En respuesta al Motín del Té de Boston de 1773, el Parlamento británico aprobó las Leyes Coercitivas, que los colonos consideraron particularmente duras y opresivas. Estas leyes incluyeron la Ley del Puerto de Boston, que cerró el puerto de Boston hasta que se reembolsara el costo del té, y la Ley del Gobierno de Massachusetts, que restringió el gobierno local y aumentó el control británico sobre la colonia.
Desprecio por los estatutos coloniales y el autogobierno:Gran Bretaña demostró desprecio por los derechos establecidos y el autogobierno de las colonias. El gobierno británico tenía una tendencia a anular los estatutos coloniales, aprobar leyes sin el consentimiento colonial y nombrar funcionarios británicos para puestos de autoridad en las colonias, lo que desafiaba la autonomía de los colonos y su derecho a gobernarse a sí mismos.
Estas acciones, entre otras, intensificaron las tensiones entre Gran Bretaña y las colonias y contribuyeron al creciente sentimiento de independencia y revolución.