La historia puede proporcionar información sobre una cultura y la cultura puede ayudar a dar forma a la historia. Por ejemplo, la Revolución Americana estuvo moldeada por la cultura del pueblo estadounidense, que incluía su amor por la libertad, su creencia en la importancia de los derechos individuales y su voluntad de luchar por lo que creían. A su vez, la Revolución Americana tuvo un profundo impacto en la cultura estadounidense, creando una nueva nación con su propio conjunto único de valores y creencias.
Si bien la historia y la cultura no son lo mismo, están inextricablemente vinculadas. Al estudiar historia, podemos aprender más sobre las culturas del pasado y, al comprender la cultura, podemos apreciar mejor la historia que ha dado forma a nuestro mundo.