Otra forma en que los romanos adquirieron esclavos fue mediante la piratería y las incursiones de esclavos. En el mar Mediterráneo y otras regiones, los barcos romanos solían atacar a los buques mercantes y las ciudades costeras, capturando a los habitantes y vendiéndolos como esclavos. Esta era una práctica muy extendida y lucrativa, y contribuyó significativamente al aumento de la población esclava romana.
Además de la conquista y la piratería, los romanos también obtenían esclavos mediante el comercio. Había un mercado de esclavos bien establecido en el Imperio Romano, y los esclavos se compraban y vendían como cualquier otro bien. Este comercio fue facilitado en gran medida por los comerciantes y traficantes de esclavos romanos, que viajaban a diferentes partes del imperio y más allá para adquirir y transportar esclavos.
Es importante señalar que la institución de la esclavitud era una parte integral de la sociedad y economía de la antigua Roma. Los esclavos eran utilizados en una amplia variedad de funciones, incluidas labores agrícolas, servicio doméstico, trabajos de construcción e incluso como gladiadores en espectáculos públicos. La presencia de esclavos permitió a los romanos mantener su alto nivel de vida y sus logros culturales, al mismo tiempo que proporcionaban mano de obra barata y desechable para diversas tareas.