Descubrimientos arqueológicos

Descubre un anfiteatro romano sin salir de casa. Arqueología desde el espacio.

Descubre un anfiteatro romano sin salir de casa. Arqueología desde el espacio.

Hoy asistimos a una continua llegada de noticias relevantes a importantes descubrimientos arqueológicos. Como aficionados a la historia las disfrutamos con ojos de niño, dispuestos a empaparse de nuevas revelaciones históricas. Recientemente la ciudad perdida de Luxor en Egipto, o hace unos días un anfiteatro romano con 20.000 espectadores bajo un campo de olivos en Turquía han sido descubiertos gracias a la aplicación de nuevas tecnologías a la antigua ciencia de la Arqueología.

Descubre un anfiteatro romano sin salir de casa. Arqueología desde el espacio.

Anfiteatro recién descubierto en Turquía (Hurriyet Daily News)

El ser humano siempre ha sido consciente de que tiene un pasado. Las religiones fueron las grandes protagonistas de hurgar en él para encontrar un origen. Pero habrá que esperar hasta el Renacimiento para encontrar los inicios de una metodología científica que saque a la luz los hechos ocurridos en el pasado. Los ejemplos son variados, y algunos son tan significativos como el de Brunelleschi que estudió las antiguas construcciones romanas para regalarnos la magnífica cúpula de la Catedral de Florencia.

A partir de ese momento la ciencia de la Arqueología se volvió imparable en la satisfacción de los anhelos de las nuevas generaciones de investigadores e historiadores. En el siglo XVII ya fue excavado en Pompeya. El XIX vio la explosión de esta ciencia, sacando a la luz las antiguas civilizaciones orientales. Franceses e ingleses llevaron sus guerras al desierto para conocer los secretos del deslumbrante Antiguo Egipto. Después de la Segunda Guerra Mundial, la datación con la técnica C14 arrojó resultados tan sorprendentes como fiables.

Pero como bien sabemos, en los últimos años nuestras vidas han dado un salto tecnológico que a veces incluso nos asusta. Sin darnos cuenta, o sí, pero haciendo la vista gorda, gran parte de nuestras necesidades, e incluso preocupaciones, se han ido depositando en el interior de nuestro teléfono móvil. Es evidente que la Arqueología no ha sido ajena a este deslumbrante progreso. Si hasta hace relativamente poco los agricultores eran los primeros arqueólogos al chocar sus picos o azadones con un gran bloque de piedra, hoy cualquiera de nosotros podemos convertirnos en los primeros arqueólogos simplemente desde la pantalla de nuestro ordenador, gracias a herramientas abiertas al público como Google Earth. Aunque no nos hagamos muchas ilusiones, como dice Sarah Parcak, “no es tan sencillo como parece” .

Sarah Parcak, arqueóloga apasionada

Descubre un anfiteatro romano sin salir de casa. Arqueología desde el espacio.

Arqueología desde el espacio.

Sarah Parcak, la arqueóloga estadounidense, es una de las mejores del mundo en este campo. Recientemente gracias a la editorial Ariel Podemos disfrutar de su nuevo trabajo:Arqueología desde el espacio. Una de las obras más innovadoras del momento. Una obra que revela todas las herramientas que tienen en sus manos los arqueólogos del siglo XXI, para seguir descubriendo nuestro pasado.

Sarah Parcak no se sonroja al afirmar que la noche antes de ir a encontrarse con Harrison Ford estuvo despierta toda la noche. Años antes, había decidido convertirse en arqueóloga, después de quedar atrapada bajo la manta del sofá viendo En busca del arca perdida. Tras su paso por las universidades de Yale y Cambridge, hoy trabaja como profesora titular en la Universidad de Alabama. Actividad que compagina con la labor de descubrimiento de nuevos restos arqueológicos como arqueóloga por teledetección . Por cierto, una actividad en la que es una de las pioneras en el mundo y que surgió tras una bonita relación con su abuelo.

Harold Young, el abuelo de Sarah, fue un brillante capitán de la 101.ª División Aerotransportada del ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. Harold participó en los preparativos del Día D, tomando miles de fotografías aéreas de la Costa Atlántica. Después de graduarse pasó a estudiar los bosques de todo el mundo con la misma técnica. El abuelo nunca habló con su nieta de esa guerra, pero sí le enseñó a analizar fotografías aéreas. Sarah disfrutó de la visión 3D que proporcionaba el estereoscopio de su abuelo. Tres años después de perder a ese amoroso abuelo que nunca le habló de la guerra, Sarah Parcak decide unir sus dos pasiones, la que le inculcaron dos de sus héroes, Harrison Ford y Harold Young.

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Fotografía aérea del desembarco de Normandía.

Arqueología desde el espacio.

Arqueología espacial No se trata de descubrir granjas extraterrestres en el planeta Marte, Sarah Parcak se burla del nombre que le ha dado a su disciplina.

La lectura de su libro sugiere que no es una disciplina nueva, en definitiva, toda observación desde el aire hasta la corteza terrestre puede incluirse en esta subdisciplina de la Arqueología. De ahí que el autor norteamericano nos sugiera como origen su origen en el año 1906, cuando el teniente británico Philip Henry sobrevoló el círculo de piedras de Stonehenge con su Zeppelin para fotografiarlo. A partir de ese año, como vimos con el abuelo de Sarah, la fotografía aérea se convirtió en una de las principales armas de las dos guerras mundiales. Una tecnología que ha llegado para quedarse y ser aplicada a múltiples disciplinas, incluida la que nos ocupa, la Arqueología.

Siguiendo con el proceso histórico, la Guerra Fría impulsó una gran cantidad de programas secretos de espionaje por satélite. El espacio comenzó a llenarse de cámaras que continuamente tomaban fotografías de la superficie a través de imágenes de alta resolución. En 1995, el presidente estadounidense Bill Clinton ordenó la desclasificación de millones de imágenes. Desde entonces se han convertido en un “juguete” para los arqueólogos. Un “juguete” que acabó convirtiéndose en una mina de oro para la Arqueología de Oriente Próximo. Sarah Parcak presume de ellas, señalando la importancia de muchas de estas imágenes, ya que algunas de ellas son anteriores a la inauguración de la presa de Asuán en Egipto. Que, aunque numerosos monumentos se salvaron antes de su puesta en funcionamiento, como el Templo de Debod, que fue trasladado a Madrid, muchos otros quedaron sepultados bajo el agua, como atestiguan estas imágenes.

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Sarah Parcak, autora de Arqueología desde el espacio.

La técnica de detección remota ya había comenzado a dar frutos de antemano. Su bautismo de fuego se produjo en 1982, cuando el arqueólogo William McHugh analizaba imágenes enviadas por el transbordador espacial Columbia de la superficie del desierto del Sahara Oriental. A raíz de las imágenes de un río seco desde tiempos inmemoriales, pronto empezó a ver objetos extraños. Suficientes para sacar a la luz huesos y restos de tecnología lítica del Homo Erectus tras las correspondientes excavaciones. .

Desde entonces, el progreso de la teledetección ha sido constante. La llegada del color a las imágenes también favoreció los trabajos arqueológicos. Lo más habitual es ver los distintos colores del césped. Por ejemplo, un campo de trigo es un lugar sencillo para señalar restos de muros, no crece igual si debajo de la tierra hay una superficie pedregosa. En aquella época a la técnica sólo le faltaba precisión. Ese ha sido el trabajo de los últimos años. Hoy estamos cerca, según Sarah Parcak, de presenciar verdaderos hitos de ciencia ficción, como reconocer un pequeño fragmento de cerámica enterrado a 600 kilómetros de distancia.

Epílogo.

Sarah Parcak en su obra va mucho más allá de la historia de la Arqueología Espacial. Y además de invitarnos a pasar un día con ella en su apasionante trabajo, se atreve a trasladarnos en uno de sus episodios a un futuro de la Arqueología. En él, ve a sus futuros compañeros a los mandos de Robbie, un robot que a su vez está al mando de un impresionante ejército de drones, que en cuestión de minutos desmorona 5.000 años de historia de un túmulo funerario situado en Oriente Medio. . Al leerlo, inevitablemente te embarga una especie de tristeza deshumanizante. De modo que al final Sarah nos revela su temor de que el progreso científico en su campo se estabilice.

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Sarah Parcak con su marido, también arqueólogo, en Luxor, Egipto.

Sarah Parcak ha escrito su trabajo con pasión, algo que sin duda refleja su pasión por su trabajo. De la mano de ella, de la Arqueología desde el espacio recorreremos el mundo entero, Egipto, Birmania, Turquía, Islandia, Afganistán, Centroamérica, Escocia o tu propio país EE.UU., son sólo algunos ejemplos. En todos ellos desvela los secretos que su obra ha sacado a la luz:casas vikingas, anfiteatros romanos, templos jemeres, edificios mayas o infinidad de edificios del Antiguo Egipto, donde, por cierto, se mueve como pez en el agua. . Su labor ha recibido un gran reconocimiento, de tal modo que algunos de sus compañeros de viaje han sido prestigiosas entidades de divulgación histórica, como National Geographic o la BBC inglesa.

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Arqueología desde el espacio en Historioteca.