GERBAS. Varios signos reproducidos con los dedos, en ocre o carboncillo en las paredes de la cueva de Chauvet, una de las cuevas decoradas más antiguas del mundo (36.000 años), parecen largos haces de colores. Situadas en la galería Megaloceros – uno de los túneles de la inmensa cavidad – tanto en la del Belvedere como en la entrada, podrían evocar una erupción ligada a la intensa actividad volcánica que experimenta la región de Bas-Vivarais, en el extremo al sur del Macizo Central, hace entre 40.000 y 30.000 años. Esta es al menos la audaz propuesta, tan compleja es la interpretación de las figuras del arte parietal, lanzada por un equipo de científicos en la revista Plos One . "Esta actividad volcánica de tipo estromboliano tuvo lugar a 35 km al noroeste de la cueva. Es probable que los humanos vivieran en la zona del río Ardèche han sido testigos de una o más de estas erupciones y han sido golpeados por estas grandes gavillas incandescentes lanzadas hacia el cielo" , explica Valérie Féruglio, una de las firmantes del artículo, miembro del equipo de investigación que trabaja desde hace 20 años en la cavidad decorada. "Estos signos son únicos y no los conocemos en ningún otro lugar en el arte franco-cántabro ", añade el especialista.
Uno de los motivos de arte parietal emplumados que podría representar un evento volcánico hace 36.000 años. © Dominique Genty/LSCE/IPSL/CNRS
Citas. La edad del patrón de gavilla principal se obtuvo mediante datación por carbono 14 utilizando pigmentos de carbón extraídos de la representación del megaloceros, un enorme ciervo que se superpone al signo en forma de erupción. Esta datación y otras obtenidas por termoluminiscencia se compararon con las obtenidas por físicos, geógrafos y geólogos del LSCE (Laboratorio de Ciencias del Clima y del Medio Ambiente) implicados en el estudio de los antiguos volcanes de Vivarais, como Dominique Genty. Fueron las coincidencias obtenidas las que llevaron a los investigadores a preguntarse si no se encontraban ante una reminiscencia de una fuente de lava típica de las erupciones estrombolianas.
Si se confirma esta hipótesis, estas líneas abstractas podrían constituir la representación más antigua conocida de una erupción volcánica. Sería anterior en 34.000 años al descrito por Plinio el Joven durante la erupción del Vesubio en el 79 d.C. -responsable de la destrucción de Pompeya- y en 28.000 años al fresco mural desenterrado en el yacimiento neolítico de Catal Höyük, en Turquía y descrito en 2014. como representación de la erupción volcánica de Hasan Dagi.