Arqueólogos de la Universidad de Copenhague junto con investigadores griegos descubrieron en 2016 los restos de la antigua base naval ateniense en El Pireo, construido en el 493 a.C. .
En su momento fue un logro técnico y también fue una de las mayores estructuras de la Antigüedad , desempeñando un papel esencial en la defensa de Atenas.
Sus enormes fortificaciones, muelles y astilleros podían albergar cientos de buques de guerra, los famosos trirremes griegos.
Como las aguas del Pireo están muy contaminadas, los arqueólogos tuvieron que usar trajes resistentes a productos químicos y máscaras con válvulas de presión positiva, que aíslan completamente a los buceadores de la contaminación del fondo del puerto.
Los restos de la estructura fueron encontrados escondidos bajo las aguas de la parte del puerto dedicada a las embarcaciones pesqueras y deportivas, denominada Mounichia. . Una vez localizados, se excavaron seis de los cobertizos o hangares donde los atenienses protegían sus barcos de la carcoma y las inclemencias del tiempo.
Sólo la base de sus pilares resultó tener 1,4 metros de lado, y los propios almacenes debían tener entre 7 y 8 metros de alto por 50 metros de largo , según el director de las excavaciones Bjorn Loven.
Los análisis de carbono realizados a un trozo de madera encontrado en la base de la columnata permitieron datar las construcciones entre el 520 y el 480 a.C.
Esto significa que los barcos que formaron parte de la flota griega que derrotó a los persas en la batalla de Salamina allí se refugiaron. en el año 480 a.C. Lo que da aún más valor al descubrimiento.
Hasta dos tercios de los barcos griegos que participaron en la mítica batalla procedían de Atenas. La victoria fue decisiva para evitar la invasión de Jerjes, aunque los griegos estaban muy superados en número. El sacrificio de los espartanos en las Termópilas les dio tiempo suficiente para organizar la flota y defender el istmo de Corinto.
Se estima que los griegos tenían unos 370 buques de guerra frente a los 1.200 de los persas. El error de Jerjes fue entrar en el estrecho del golfo Sarónico, lo que finalmente le dificultó las maniobras y facilitó el ataque griego. Hasta 300 barcos persas fueron capturados o hundidos durante la batalla.