Por ejemplo, Mendeleev predijo la existencia de un elemento al que llamó "eka-silicio". Predijo que este elemento tendría un peso atómico de aproximadamente 72 y sería similar al silicio en sus propiedades químicas. En 1886, se descubrió el elemento germanio, que tenía un peso atómico de 72,5 y propiedades químicas similares al silicio. Esto confirmó la predicción de Mendeleev.
Mendeleev pudo hacer predicciones similares para otros elementos, y muchas de estas predicciones fueron confirmadas posteriormente por el descubrimiento de nuevos elementos. Su tabla periódica fue un gran avance en la química y todavía se utiliza hoy en día como una forma de organizar y comprender los elementos.