Excavación: Esto implica desenterrar sitios para descubrir artefactos y otras evidencias de actividad humana pasada.
Geofísica: Este es un campo de la ciencia que utiliza métodos científicos para estudiar las propiedades físicas de la tierra y su subsuelo. Por ejemplo, los arqueólogos pueden utilizar la geofísica para localizar ruinas o artefactos enterrados.
Química Arqueológica: Esta es la aplicación de la química al estudio de materiales arqueológicos. Por ejemplo, los arqueólogos pueden utilizar la química arqueológica para identificar el origen de los artefactos o fecharlos.
Arqueozoología: Se trata del estudio de restos de animales encontrados en sitios arqueológicos. Los arqueozoólogos pueden utilizar estos restos para reconstruir entornos pasados, aprender sobre las dietas de poblaciones pasadas y rastrear patrones migratorios.
Arqueobotánica: Se trata del estudio de restos vegetales encontrados en sitios arqueológicos. Los arqueobotánicos pueden utilizar estos restos para reconstruir entornos pasados, aprender sobre prácticas agrícolas y rastrear la historia de la domesticación de plantas.
Dendrocronología: Se trata del estudio de los anillos de los árboles para fechar sitios arqueológicos y rastrear patrones climáticos.
Análisis de isótopos: Este es el análisis de proporciones isotópicas en materiales para fechar artefactos e identificar la fuente de materias primas.
Detección Remota: Se trata del uso de sensores para recopilar datos sobre características y paisajes arqueológicos. Estos sensores se pueden montar en satélites, aviones o drones.
Además de estos métodos científicos, los arqueólogos también utilizan la investigación histórica, la etnografía y otras técnicas de ciencias sociales para comprender las culturas y sociedades humanas del pasado. Al combinar estos métodos, los arqueólogos pueden pintar una imagen vívida del pasado y obtener una comprensión más profunda de nuestra herencia humana.