Figuras Históricas

Huáscar

Huáscar Emperador Inca. Hijo de Huayna Cápac y Rahuac Ocllo Nació en el pueblo de Huascarquiguar o Huascarpata. Según la versión de algunos cronistas, para celebrar su nacimiento, su padre hizo hacer una cadena de oro tan grande que se necesitaron doscientas personas para transportarla y arrojarla a un lago cercano al Cuzco. Su nombre original era Topa Cusí Huallpa y adoptó el de Huáscar cuando fue proclamado Inca. Deseoso de continuar la política expansiva de su padre, envió una expedición encabezada por su primo Tito Atauche para someter los pueblos al noreste de Chachapoyas; y trató de conquistar el valle de Moxos. Pero desde el principio tuvo que lidiar con la superación de sediciones e intrigas que sus familiares más cercanos tramaban contra él:en una de ellas se involucraron sus hermanos Chuquishuamán y Conono, quienes intentaron derrocarlo para entronizar a otro hermano suyo, Cusi Atauchi. Este siniestro plan no pudo llevarse a cabo porque el propio Chuquishuamán, arrepentido y temeroso, traicionó a sus hermanos. Huáscar no perdió el tiempo y los ejecutó sumariamente.

Huáscar y la guerra civil con su hermano Atahualpa

Tiempo después tuvo que enfrentar el levantamiento liderado por su hermano Atahualpa en las regiones de Quito, apoyado por pastos y carangues. La beligerancia se intensificó cuando Atahualpa, ignorando las órdenes de Huáscar, se negó a viajar al funeral de su padre y envió embajadores con regalos para su hermano. Este ritual de iniciación de relaciones recíprocas mediante la entrega de bienes solo estaba reservado para los incas. Huáscar envió entonces un ejército comandado por su hermano Atoe, quien a pesar de haber derrotado a las fuerzas de Atahualpa, no pudo hacerlo prisionero. Un segundo ejército al mando de otro hermano de Huáscar, Huanca Auqui, no corrió mejor suerte. Luego de varias escaramuzas, ambas tropas se enfrentaron en el altiplano de Bombón y luego de tres días de combates se impuso la superioridad numérica de las tropas quiteñas. Las destrozadas fuerzas imperiales se retiraron camino a Jauja. En la llacta de Yanamarca, cerca de Jauja, se libró otra batalla, que fue quizás la más sangrienta de aquella guerra por la enorme cantidad de combatientes de cada bando. Al final, el ejército cusqueño tuvo que retirarse con sus mermadas filas a la margen derecha del río Mantaro, desplegando allí una línea de defensa de dos mil hombres y resistiendo los ataques de Quisquiz y Calcuchimac. Generales de Atahualpa. Esta vez Huáscar preparó un tercer ejército con gente del Contisuyo y decidió liderarlo personalmente, derrotando sucesivamente a los quiteños en Tahuaray y Cotabambas. Huáscar creyendo que la victoria había sido total, ordenó partidas, sin advertir que los mejores quiteños al mando de Calcuchimac estaban camuflados en los cerros vecinos. Mientras los cusqueños celebraban, fueron sorprendidos y derrotados por las tropas atahualpistas, y Huáscar fue hecho prisionero. El camino al Cuzco quedó abierto y entraron triunfalmente, desatando una terrible represión y asesinando a la mayoría de los nobles del Cuzco. Huáscar tuvo que presenciar la matanza de sus mujeres y de sus hijos nacidos y no nacidos (sacados del vientre de sus madres y despedazados). Mientras tanto, en Cajamarca, Atahualpa había sido capturado por los españoles y había ofrecido por su libertad llenar una habitación con oro y plata, pidiendo que trajeran a su hermano ante su presencia. Bajo fuerte custodia atahualpista, Huáscar fue llevado a Cajamarca, topándose con la procesión de españoles y quiteños que se dirigían al Cuzco para recoger parte del tesoro ofrecido por Atahualpa. El monarca destronado ofreció cubrir de oro y plata la plaza de Aucaypata a cambio de su libertad. Consciente Atahualpa del ofrecimiento de Huáscar y temiendo que llegara a un entendimiento con los españoles, ordenó su muerte. Huáscar fue arrojado al río Angasmarca con las manos atadas.


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