Figuras Históricas

Juan Manuel de Mendoza y Luna.

Juan Manuel de Mendoza y Luna, tercer marqués de Montesclaros y XI Virrey del Perú . Nació en Guadalajara (Castilla) en 1571 y murió en Madrid el 9 de octubre de 1628. Hijo de don Juán Hurtado de Mendoza y doña Isabel Manrique de Padilla. Como le correspondía por su condición de vástago de un linaje ilustre, comenzó muy joven su carrera en las armas.
En 1591, en la campaña llevada a cabo por Felipe II en Portugal, ya era capitán de lanza. Honrado con el hábito de caballero de la orden de Santiago, recibió en 1600 el nombramiento de corregidor en la ciudad de Sevilla, "puerta y puerto de Indias".
Se le encomendó dos veces suceder al conde de Monterrey en tareas gubernamentales, primero como virrey de Nueva España y luego como virrey del Perú. Llegó a México en octubre de 1603 y sirvió durante cinco años en la administración de ese país. Además de algunas obras de beneficio urbano, ordenó el mejoramiento de varias vías y la racionalización de las actividades económicas. Salió de Acapulco en agosto de 1607 y navegó directamente al Callao. El "primer virrey-poeta de América" ​​(como lo ha llamado Aurelio Miró Quesada) acudió en compañía de su esposa, doña Ana de Mendoza, y dispuesto a promover sus aficiones literarias, para lo cual se rodeó en palacio de una procesión de poetas y hombres de letras.

Juan Manuel de Mendoza y Luna como Virrey del Perú

Fue recibido solemnemente en la ciudad de los Reyes el 21 de diciembre de 1607 . El Marqués de Montesclaros ejerció el gobierno del Virreinato del Perú durante ocho años. Durante este período autorizó el establecimiento de la corte del Consulado de Lima (1613), erigiendo los obispados de Arequipa, Huamanga y La Paz. Mendoza y Luna ordenó la construcción del puente de piedra sobre el río Rímac, durante trescientos años principal vínculo entre los vecinos de la capital y el arrabal de San Lázaro; y ordenó mejorar la decoración de la Alameda de los Descalzos. Nombró jueces para visitar las cajas comunitarias, así como les ordenó hacerlo en los ingenios y estancias para pagar los salarios de los indios que servían a los españoles. Durante su gobierno se descubrieron minas de oro en la provincia de Condesuyos. El 19 de octubre de 1609, la ciudad de Lima sufrió un gran temblor, que provocó la destrucción de las casas reales, el ayuntamiento y parte del puerto del Callao . Mandó visitar el ejército real que estaba en el puerto de la capital, y para que sus oficiales atendieran el cumplimiento de sus cargos, les hizo ordenanzas según la calidad de cada ministro. Encontró el ejército real con galeones viejos, por lo que mandó fabricar los galeones "San José" y "Santa Ana", vendió tres inservibles y reformó algunos. Como había poca artillería en el ejército y falta de municiones en los almacenes, ordenó fundir algunas piezas y enviarlas a España por mil arcabuces y quinientos mosquetes.
El gobierno del Marqués de Montesclaros está consternado por la catástrofe ocurrida al enfrentar al pirata holandés Joris Spilbergen frente al puerto de Cerro Azul. Después de una dura batalla, la capitana española ignoró al almirante de su propia nación y lo hundió. Los holandeses permanecieron ocho días en la rada del Callao, sembrando evidente pánico. Finalmente, el 18 de diciembre de 1615 dejó el gobierno en manos del nuevo virrey, Príncipe de Esquilache. Antes de partir, estampó su firma en la Relación del Estado en que se encuentra el Reino del Perú, documento fechado en la Chacara de Mantilla y escrito con particular talento, gracia y humor.
Su doble gobierno en América no defraudó las expectativas cifradas en su espíritu decidido y decisión para afrontar los problemas, aunque sin apartarse de la discreción que aconsejaba la prudencia. De regreso a la metrópoli, don Juan de Mendoza y Luna fue nombrado miembro del Consejo de Estado y de Guerra (1619), ocupó el cargo de Tesorero General de la Corona de Aragón y llegó a ostentar, por nombramiento en 1628, la presidencia de el Consejo de Aragón. En recompensa por sus buenos servicios, se le concedió para dos vidas una renta anual de seis mil ducados sobre tributo indígena del Perú.


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