- Asesinatos en masa y destrucción de ciudades: Las conquistas de Alejandro estuvieron a menudo marcadas por la violencia, incluida la destrucción de ciudades y masacres de poblaciones civiles. Ejemplos notables incluyen la destrucción de Tebas en Grecia, la arrasación de Tiro y Gaza y la matanza masiva de la nobleza sogdiana en Asia Central.
- Represión despiadada de la disidencia: Alejandro no toleró la oposición ni la disidencia dentro de su imperio. Ejecutó a varios de sus generales y otros colaboradores cercanos, a menudo con pretextos endebles, y se apresuró a castigar a quienes no estaban de acuerdo con él o no obedecían sus órdenes.
- Asimilación cultural forzada: Alejandro intentó unificar su vasto imperio imponiendo costumbres, lengua y cultura griegas a los pueblos conquistados. Esta política de helenización encontró resistencia en algunas áreas, particularmente en Oriente, donde las culturas y tradiciones locales estaban profundamente arraigadas.
- Excesos y hedonismo: Alejandro era conocido por su lujoso estilo de vida, bebiendo en exceso y disfrutando de elaboradas fiestas y entretenimientos. Su comportamiento podía ser errático e impredecible y, a menudo, ignoraba las normas y costumbres tradicionales.
- Muerte prematura y cuestiones de sucesión: La muerte prematura de Alejandro a la edad de 32 años dejó un vacío de poder y sumió su imperio en el caos. No nombró un sucesor claro, lo que provocó una serie de guerras civiles entre sus generales, conocidas como las Guerras de los Diadochi. Estos conflictos duraron varias décadas y resultaron en la fragmentación del imperio de Alejandro en múltiples reinos y territorios más pequeños.