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La vida sexual de un fraile de la Edad Media | Decamerón +18

La vida sexual de un fraile de la Edad Media | Decamerón +18

¿Y si os dijera que los frailes, en la Edad Media, tenían una vida sexual muy activa, si os dijera que el voto de abstinencia se respetaba menos que el voto de pobreza?

Pero sobre todo, ¿qué me responderías si te dijera que Giovanni Boccaccio también nos habla de ello, con el Decamerón?

Sí, has leído bien, el Decamerón de Boccaccio, el “aburrido” uno que se estudia en el colegio... la verdad es que el Decamerón no aburre en absoluto, es más bien una obra llena de ironía, en la que se hace sátira, a veces hasta demencial, y que, en sus cuentos, presenta numerosas escenas de erotismo, escenas que avergonzarían incluso al marqués de Sade, a Bukowsky, a d'Annunzio y a Pauline Réage… y no exagero.

Al fin y al cabo, el marco de la obra habla claro, los protagonistas son un grupo de diez jóvenes, chicas y chicos, guapos, en plena explosión hormonal, que viven aislados en el campo, sin supervisión de un adulto. Estos jóvenes dedicaban su tiempo a cantar, bailar, jugar… y más.

La mayoría de los cuentos más candentes tienen como escenario y protagonistas a frailes, monjas y sacerdotes, figuras muy presentes en el mundo de Boccaccio y lugares a los que el propio Boccaccio suele acudir. Al fin y al cabo, Boccaccio, para sus cuentos, se inspira en gran medida en la sociedad en la que vive, cuenta su mundo y su época, relata las costumbres y da voz a los "chismes" del corredor... y no sólo.

Pero he escrito demasiado y os remito al vídeo en el que hablamos de la vida sexual de los frailes en la Edad Media.

Para que conste, cabe señalar que existían numerosas reglas que limitaban y regulaban la vida sexual en la Edad Media, reglas que, de aplicarse, muchas veces incluían castigos muy duros para una u otra parte involucrada.

El adulterio no estaba permitido por ley, así como existían numerosas normas que prohibían la sodomía, término que incluía numerosas prácticas eróticas y autoeróticas.

Sin embargo, es poco probable que los escándalos sexuales estallen antes del siglo XV y los hechos lleguen a la atención de un juez que, una vez informado de los hechos, es llamado a ejecutar la ley. Esto se debe a que en su momento a nadie le gustaron los escándalos y, cuando era posible, terminaban resolviendo en privado o encubriendo todo.

El propio Boccaccio, en sus cuentos, la mayoría de las veces, asegura que todo se resuelve "sin causar daño y sin humillaciones" con la abadesa que, con pantalones de sacerdote en la cabeza, les dice a las monjas que es imposible resistirse a los placeres de la carne, o como el marido de la mujer que, habiendo regresado temprano a casa de un viaje de negocios, la encuentra en la cama con su amante, por quien el hombre tenía debilidad, decidió unirse a los dos y al día siguiente, acompañando al joven, dijo que no sabía si esa noche había sido de los dos "esposa o marido" .


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