
Calígula
Así, el historiador romano Suetonio habla del Emperador Calígula: "Durante el día consultaba en secreto con Júpiter Capitolino, ora hablando en voz baja y escuchando, ora gritando y no sin ofender".
En la práctica, el primer ciudadano de Roma se consideraba un dios y hablaba con los dioses como un igual, una actitud típica de loco.
De hecho, según la mayoría de los historiadores, Calígula (12-41 d. C.) era esquizofrénico.
Todas las rarezas y rarezas atribuidas a este emperador, no serían otras que algunas de las manifestaciones más evidentes de la gravísima patología mental que padecía, que le provocaba alucinaciones, paranoias, trastornos. de personalidad y constantes cambios de humor.
Probablemente las demasiadas atrocidades cometidas contra quienes sucedieron, de otro modo inexplicables, se debieron a la locura.