Sexismo: Como mujer en un campo dominado por hombres, Carson enfrentó importantes discriminaciones y prejuicios a lo largo de su carrera. A menudo sus colegas masculinos la subestimaban y la despreciaban, quienes cuestionaban su experiencia y autoridad. A pesar de sus logros y contribuciones a la ciencia, se le negaron repetidamente oportunidades de avance y reconocimiento.
Escepticismo científico: El innovador trabajo de Carson sobre los efectos nocivos de los pesticidas, particularmente el DDT, encontró resistencia y escepticismo por parte de la comunidad científica. Muchos científicos, influenciados por los intereses industriales predominantes de la época, se mostraron reacios a aceptar sus pruebas y conclusiones. A menudo fue criticada y acusada de alarmista o acientífica.
Oposición de la industria: La industria química, cuyas ganancias se vieron amenazadas por las revelaciones de Carson sobre los impactos negativos de los pesticidas, montó una feroz campaña para desacreditar su trabajo. Lanzaron esfuerzos de relaciones públicas para socavar su credibilidad y difundir información errónea sobre su investigación. Carson enfrentó ataques personales e intentos de silenciar su voz.
Dificultades financieras: A pesar del éxito de su libro "Silent Spring" y el amplio reconocimiento que le reportó, Carson enfrentó desafíos financieros a lo largo de su carrera. Como científica que trabajaba fuera del mundo académico, tenía financiación y recursos limitados para su investigación. A menudo dependía de subvenciones y escritos independientes para respaldar su trabajo.
Retos de salud: La salud de Carson también fue un desafío importante en su carrera. Luchó contra enfermedades crónicas, incluido el cáncer de mama, durante toda su vida. Sus problemas de salud limitaron su capacidad para realizar trabajo de campo y participar en arduas actividades de investigación.