Salvación: Según la teología cristiana, la muerte de Jesús en la cruz fue un acto de sacrificio que expió los pecados de la humanidad. Al derramar Su sangre, Jesús pagó la pena por el pecado, permitiendo la redención y salvación de todos los que creen en Él. Esta creencia fundamental en el poder redentor de la muerte de Jesús a menudo se conoce como la doctrina de la salvación mediante la fe.
Resurrección: La resurrección de Jesús es una parte integral de la fe cristiana. Sirve como una validación de la naturaleza divina de Jesús y la verdad de sus afirmaciones. Al vencer la muerte y resucitar al tercer día, Jesús demostró su victoria sobre el pecado y la muerte, dando a los creyentes la esperanza de la vida eterna.
Ejemplo de Amor: La muerte sacrificial de Jesús también sirve como un poderoso ejemplo de amor abnegado. Su disposición a dar su vida por la salvación de la humanidad personifica el llamado cristiano a amar a los demás desinteresadamente y con sacrificio. Este amor sacrificial es un principio fundamental de la ética y la moral cristianas.
Fundamento del cristianismo: La muerte y resurrección de Jesús son los acontecimientos fundamentales sobre los que se construye toda la fe cristiana. Forman la base del mensaje del Evangelio y las enseñanzas del Nuevo Testamento. Sin la muerte sacrificial y la resurrección triunfante de Jesús, no habría cristianismo tal como lo conocemos.