Aumento del desempleo:las mujeres experimentaron tasas de desempleo más altas que los hombres durante la Gran Depresión. Muchas industrias que empleaban a mujeres, como la fabricación de textiles y prendas de vestir, se vieron particularmente afectadas por la crisis económica. Como resultado, millones de mujeres perdieron sus empleos y enfrentaron dificultades económicas.
Oportunidades laborales limitadas:las mujeres que lograron mantener sus trabajos a menudo enfrentaron salarios reducidos y oportunidades limitadas de avance. La discriminación contra las mujeres en el lugar de trabajo se hizo más pronunciada y muchos empleadores dieron preferencia a los trabajadores varones.
Regreso a los roles tradicionales:La crisis económica reforzó los roles e ideologías de género tradicionales. Muchas mujeres desempleadas fueron presionadas para regresar a las tareas domésticas, mientras que las que permanecieron en la fuerza laboral a menudo se encontraron en ocupaciones mal remuneradas y tradicionalmente dominadas por mujeres, como enfermería, enseñanza y trabajo administrativo.
Pérdida de independencia económica:la pérdida de empleos e ingresos provocó una pérdida significativa de independencia económica para muchas mujeres. Esto los hizo más vulnerables a la pobreza, la violencia doméstica y otras formas de abuso.
Mayor presión sobre las mujeres:Las mujeres a menudo fueron las más afectadas por las dificultades económicas que enfrentaron las familias durante la Depresión. Tuvieron que gestionar recursos escasos, cuidar de niños y familiares ancianos y hacer frente al costo emocional y psicológico de la crisis.
A pesar de estos desafíos, algunas mujeres también encontraron oportunidades de activismo y cambio social durante la Gran Depresión. Participaron en movimientos laborales, abogaron por políticas de ayuda económica y se unieron a organizaciones que lucharon por la justicia social y los derechos de las mujeres.
La Gran Depresión puso de relieve la necesidad de una mayor igualdad de género y sistemas de apoyo social. Desencadenó un enfoque renovado en los derechos económicos de las mujeres, lo que condujo a políticas e iniciativas destinadas a mejorar las oportunidades de empleo y la seguridad económica de las mujeres en años posteriores.