El 7 de mayo de 1945, el Alto Mando alemán firmó una rendición incondicional a los aliados, que entró en vigor al día siguiente. Con esta rendición, todas las fuerzas alemanas debían cesar la lucha y deponer las armas. Esto efectivamente puso fin a la guerra en Europa y marcó el comienzo del fin del Holocausto.
Después de la guerra, los aliados comenzaron a liberar los campos de concentración y de exterminio donde millones de judíos habían sido encarcelados y asesinados. La liberación de estos campos reveló toda la magnitud del Holocausto y las horribles condiciones que habían soportado los prisioneros.
El fin del Holocausto marcó un punto de inflexión en la historia y condujo a un compromiso renovado para prevenir futuros genocidios. Las Naciones Unidas se establecieron en 1945 con el objetivo de promover la paz y la seguridad internacionales y prevenir futuros actos de agresión. La Declaración Universal de Derechos Humanos fue adoptada en 1948, que estableció un conjunto de derechos humanos y libertades fundamentales que deben disfrutar todas las personas, independientemente de su raza, sexo, religión u origen nacional.
El Holocausto fue un horrible crimen contra la humanidad que provocó la muerte de millones de personas inocentes. El fin de la guerra y la derrota de la Alemania nazi pusieron fin a este oscuro capítulo de la historia, pero las lecciones del Holocausto nunca deben olvidarse para evitar que ocurran tragedias similares en el futuro.