Durante este tiempo, soportó graves penurias, incluidas desnutrición y tortura. A pesar de estos desafíos, mostró una resiliencia y un coraje notables. Apoyó a sus compañeros cautivos, organizó clases educativas para levantar su moral e intentó varios planes de escape atrevidos.
El servicio militar de Owston y su posterior captura lo convirtieron en una figura conocida a nivel nacional en Gran Bretaña, donde sus hazañas fueron ampliamente reportadas en los medios. Sus experiencias como prisionero de guerra también lo acercaron más a su familia, particularmente a su esposa, Nancy, quien jugó un papel vital al abogar por su liberación y mantener viva su memoria durante su cautiverio.
Finalmente, después de más de dos años de prisión, Owston fue liberado en 1953 como parte de un acuerdo de intercambio de prisioneros. Su regreso a casa fue recibido con gran júbilo y aclamación del público. Se convirtió en una inspiración para muchos y continuó compartiendo su historia de supervivencia y resiliencia.