Sin embargo, hubo algunos casos en los que a las mujeres se les permitió servir en el ejército de la Unión sin desempeñar funciones de combate. Estas mujeres eran típicamente enfermeras o cocineras y no se esperaba que lucharan en la batalla. Si estas mujeres hubieran sido capturadas, habrían sido retenidas como prisioneras de guerra, pero habrían recibido un trato diferente al de los prisioneros varones. Se les habría dado más libertad y se les habría permitido recibir visitas.