Partidarios del Rey
El rey Carlos I tenía seguidores acérrimos entre los realistas, que se oponían ferozmente a las fuerzas parlamentarias. Vieron a Carlos I como un monarca legítimo y divinamente ordenado que se enfrentaba a la tiranía del Parlamento y de los Cabezas Redondas (término utilizado para las tropas parlamentarias). La ejecución del rey fue percibida como un acontecimiento trágico y muchos realistas lamentaron su muerte. Consideraban a Carlos I como un símbolo del orden tradicional y creían que su ejecución era un golpe para la monarquía.
Opiniones parlamentarias
Por otra parte, muchos individuos que pertenecían al bando parlamentario no compartían el mismo sentimiento. La Guerra Civil Inglesa había provocado una gran agitación y derramamiento de sangre, y los conflictos entre realistas y parlamentarios provocaron la muerte de muchas personas en ambos bandos. Algunos parlamentarios vieron la muerte de Carlos I como un castigo justo por sus acciones, acusándolo de ser un gobernante opresivo y una amenaza a sus libertades. Creían que su ejecución era necesaria para la supervivencia y el avance de la causa parlamentaria.
Reacción popular
La población general de Inglaterra respondió con una mezcla de reacciones a la muerte de Carlos I. Mientras algunos lloraron al rey, otros sintieron una sensación de alivio y liberación. El país estaba profundamente dividido por líneas políticas y religiosas, lo que hacía difícil evaluar una reacción universal.
Reacción pública
Las autoridades suprimieron en gran medida las manifestaciones públicas de duelo, ya que el nuevo régimen de Oliver Cromwell buscaba consolidar el poder y evitar posibles disturbios. Sin embargo, varios informes sugieren que algunas personas se sintieron conmocionadas o entristecidas por la ejecución del rey, mientras que otras expresaron satisfacción o aprobación.
Resistencia realista
Tras la ejecución de Carlos I, la causa realista persistió y continuó la resistencia contra el gobierno parlamentario. Sin embargo, el apoyo a la monarquía disminuyó con el tiempo, y la República proclamada en 1649 perduró hasta 1660 cuando la monarquía fue restaurada bajo Carlos II, hijo de Carlos I.
En resumen, la reacción a la muerte del rey Carlos I en Inglaterra varió según las perspectivas políticas, religiosas y personales de los individuos. Los realistas experimentaron dolor, mientras que muchos parlamentarios consideraron justificada la ejecución. La respuesta del público en general mostró una variedad de emociones, subrayando la naturaleza profundamente dividida de la sociedad inglesa durante ese período tumultuoso.