Angela fue comprada por un rico plantador llamado William Claiborne. Claiborne utilizó a Ángela como esclava en su plantación, donde la obligaron a trabajar largas horas en el campo y realizar diversas tareas domésticas. Soportó malos tratos y fue sometida a abusos físicos y verbales.
A pesar de las dificultades que enfrentó, Ángela mantuvo su fuerza y resistencia. Encontró consuelo en su fe y desarrolló una relación cercana con otros africanos esclavizados en la plantación. Juntos, formaron una comunidad fuerte y se apoyaron mutuamente a través de los desafíos que enfrentaron.
La presencia de Ángela en Jamestown marcó un momento significativo en la historia de Estados Unidos. Fue una de las primeras africanas llevadas a las colonias británicas y su llegada marcó el comienzo de un sistema de esclavitud institucionalizada que persistiría durante siglos. Su historia sirve como recordatorio de los horrores de la esclavitud y de la resiliencia y determinación de quienes la soportaron.
Con el tiempo, la historia de Ángela ganó reconocimiento y se convirtió en una figura icónica en la historia afroamericana. Se la recuerda como un símbolo de las luchas y la perseverancia de los afroamericanos frente a la opresión y la injusticia. Su legado continúa inspirando y motivando a las personas a luchar por la igualdad y la justicia social.