No se construyeron aldeas en el desierto del Sahara porque es una región muy seca e inhóspita. El desierto del Sahara es el desierto cálido más grande del mundo y cubre más de 9 millones de kilómetros cuadrados. Se caracteriza por temperaturas extremas, con temperaturas diurnas que a menudo superan los 50 grados centígrados, y muy pocas precipitaciones, y algunas zonas reciben menos de 1 milímetro de lluvia al año. La falta de agua y las temperaturas extremas hacen del desierto del Sahara un lugar muy difícil para vivir y, por tanto, no propicio para el desarrollo de aldeas u otros asentamientos permanentes.
Por otro lado, el río Nilo es una fuente de agua y tierra fértil, lo que lo convierte en un lugar mucho más adecuado para los asentamientos humanos. El río Nilo tiene más de 6.600 kilómetros de largo y atraviesa diez países diferentes del noreste de África. El valle del río Nilo ha sido el hogar de algunas de las civilizaciones más antiguas del mundo, como los antiguos egipcios, nubios y etíopes, quienes dependían del río para obtener agua, irrigación, transporte y comercio. Por tanto, no sorprende que la mayoría de las aldeas se construyeran a lo largo del Nilo y no en el desierto del Sahara.