Historia de Asia

El niño japonés con su hermano atado a la espalda (Nagasaki, 1945), la historia de una fotografía

En agosto de 1945, el presidente estadounidense, Harry Truman, ordenó un ataque nuclear contra Japón:el día 6 lanzaron Little Boy sobre Hiroshima y el noveno Hombre Gordo sobre Nagasaki. Se estima que a finales de 1945 las bombas habían matado a más de 160.000 personas en Hiroshima y a unas 80.000 en Nagasaki, aunque sólo la mitad murió en los días de los bombardeos. Entre las víctimas, entre el 15 y el 20% murieron por lesiones o enfermedades atribuidas al envenenamiento por radiación. Hasta la fecha, la gente sigue muriendo de leucemia u otros cánceres atribuidos a la exposición a la radiación liberada por las bombas. En ambas ciudades, la gran mayoría de las muertes fueron civiles.

El niño japonés con su hermano atado a la espalda (Nagasaki, 1945), la historia de una fotografía

Explosión nuclear sobre Nagasaki

En septiembre de 1945, tras la firma de la rendición de Japón a bordo del USS Missouri El 2 de septiembre, el ejército estadounidense envió al fotógrafo Joe O'Donnell para documentar los daños causados ​​por las bombas nucleares lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Durante siete meses viajó por el oeste de Japón fotografiando la muerte, el dolor y el sufrimiento humanos y la devastación de las ciudades. Creo que casi todos hemos visto alguna de esas terribles fotografías, pero esta tiene algo diferente…

El niño japonés con su hermano atado a la espalda (Nagasaki, 1945), la historia de una fotografía

En la foto, un niño está firme con su hermano pequeño atado a su espalda. En palabras de O'Donnell…

Pasaba por allí y vi a un niño de unos diez años con un bebé atado a la espalda. En aquellos días en Japón era común ver en las calles a niños con sus hermanitos atados a la espalda, pero había algo diferente en este niño. Estaba como esperando alguna orden o su turno. Estaba descalzo y la expresión de su rostro era muy dura. La cabeza de su hermano pequeño estaba inclinada hacia un lado, como si estuviera dormido. El niño permaneció así por más de cinco minutos. […] Hombres vestidos de blanco y con mascarillas se acercaron a él y le desató las correas que sujetaban al bebé. En ese momento me di cuenta de que estaba muerto. Lo tomaron y lo depositaron en una pira funeraria donde fueron quemados los cuerpos. El niño se quedó allí, inmóvil, mirando las llamas. Se estaba mordiendo el labio inferior con tanta fuerza que le hizo sangrar. El niño se dio vuelta y se fue silenciosamente

Siendo el niño que llevó a su hermano al crematorio, es lógico pensar que también había perdido a sus padres. A pesar de la tristeza y el dolor, reprimidos por la fuerza con la que se muerde el labio, sabía que tenía un deber… y lo cumplió. Esta imagen bien podría reflejar el espíritu de una nación derrotada, pero no humillada.