La principal diferencia entre chiítas y suníes es quién debería haber sido el legítimo sucesor del profeta islámico Mahoma. Los chiítas creen que debería haber sido el primo y yerno de Mahoma, Ali Ibn Abi Talib, mientras que los suníes creen que debería haber sido Abu Bakr, uno de los compañeros más cercanos de Mahoma.