Gran Bretaña había estado cada vez más preocupada por el expansionismo japonés y había hecho varios intentos de negociar un acuerdo pacífico. Sin embargo, estos intentos fracasaron y, a finales de 1941, estaba claro que la guerra era inevitable.
La declaración de guerra de Gran Bretaña contra Japón se produjo como parte de una declaración de guerra más amplia por parte de los aliados, que incluían a Estados Unidos, China y los Países Bajos. La declaración se hizo el 8 de diciembre de 1941, un día después del ataque a Pearl Harbor.
La consecuencia inmediata de la declaración de guerra de Gran Bretaña contra Japón fue el estallido de hostilidades en el Lejano Oriente. Las fuerzas británicas participaron en la lucha contra las fuerzas japonesas en Birmania, Malasia y Singapur.