Diplomáticamente, Estados Unidos condenó la agresión japonesa y pidió una resolución pacífica de los conflictos en Asia. Estados Unidos también impuso sanciones económicas a Japón, incluido un embargo a la venta de petróleo y acero.
Económicamente, Estados Unidos proporcionó ayuda económica a China y otros países que luchaban contra Japón. Estados Unidos también aumentó su propio gasto militar para disuadir la agresión japonesa.
Militarmente, Estados Unidos envió asesores militares a China y otros países que luchaban contra Japón. Estados Unidos también proporcionó equipo militar a estos países. En 1941, Estados Unidos y Japón entraron en guerra después de que los japoneses atacaran la base naval estadounidense en Pearl Harbor.