Los jóvenes de entre 9 y 16 años constituían la mayor parte de la población activa y pasaban allí entre 12 y 16 horas seguidas, día tras día. No recibían salario, pero sí recibían a cambio comida y alojamiento.
El pago en especie se complementaba ocasionalmente con pequeñas cantidades de dinero, pero rara vez los niños recibían la mayor parte de su compensación de esta manera.