Industrialización y avances tecnológicos: A finales del siglo XIX se produjo un aumento de la industrialización, impulsada por innovaciones tecnológicas como la máquina de vapor, la electricidad y nuevas técnicas de fabricación. Estos avances permitieron una mayor producción y eficiencia, haciendo posible que las empresas se expandieran más allá de la propiedad individual y operaran como organizaciones más grandes y complejas.
Responsabilidad limitada: El concepto de responsabilidad limitada, que protege a los inversores individuales de la responsabilidad personal por las deudas y obligaciones de una corporación, se adoptó más ampliamente a finales del siglo XIX. Esta estructura legal brindó a los inversionistas una mayor protección, animándolos a invertir y formar nuevas corporaciones.
Requisitos de capital: El crecimiento de las corporaciones se vio facilitado por la creciente disponibilidad de capital. Durante este período, Estados Unidos experimentó una importante afluencia de inversiones extranjeras y también vio el surgimiento de grandes bancos de inversión, como J.P. Morgan &Co., que brindaron respaldo financiero para nuevos negocios y emprendimientos.
Economías de escala: A medida que las corporaciones crecieron en tamaño, pudieron lograr economías de escala, lo que les permitió producir bienes y servicios de manera más eficiente y a un costo menor que las empresas individuales más pequeñas. Esta ventaja competitiva contribuyó aún más al éxito y crecimiento de las corporaciones.
Integración Vertical y Conglomeración: Corporaciones que practican la integración vertical, controlando diversas etapas del proceso productivo, desde la adquisición de la materia prima hasta la distribución final, y la integración horizontal, fusionándose con otras empresas del mismo sector. Estas estrategias permitieron a las corporaciones maximizar la eficiencia, reducir costos y aumentar el poder de mercado.
Apoyo gubernamental: Las políticas y regulaciones gubernamentales, incluidas las leyes antimonopolio y las políticas arancelarias favorables, también desempeñaron un papel en el crecimiento de las corporaciones. La Ley Sherman Antimonopolio de 1890, si bien tenía como objetivo prevenir los monopolios, permitía ciertas formas de consolidación y fusiones, facilitando la formación de grandes corporaciones.
En general, la combinación de avances tecnológicos, estructuras legales como responsabilidad limitada, acceso al capital, economías de escala y políticas gubernamentales favorables crearon un entorno propicio para el espectacular crecimiento de las corporaciones después de 1870. Las corporaciones se convirtieron en la forma dominante de organización empresarial en muchas industrias. , dando forma al panorama económico de Estados Unidos y el mundo.