Los aislacionistas argumentaron que la adquisición de nuevos territorios aumentaría el riesgo de guerra y también conduciría a un aumento del gasto público. También creían que Estados Unidos no tenía responsabilidad de adquirir nuevos territorios y que hacerlo sería una violación de los principios de autodeterminación.
A pesar de la oposición de los aislacionistas, Estados Unidos anexó varios territorios a finales del siglo XIX, incluidas las islas hawaianas, Puerto Rico y Filipinas. Estas anexiones a menudo se justificaron por motivos de seguridad nacional o intereses económicos.