Esta deidad era muy famosa y temida, recibía ofrendas, sacrificios humanos y peregrinos que venían de los confines del mundo andino. En el siglo XV el Imperio Inca anexó pacíficamente el reino de Ishma, pero respetó el culto al dios Pachacámac, cuyo templo siguió siendo el oráculo más famoso del antiguo Perú; sin embargo, en 1533 llegaron los españoles, liderados por Hernando Pizarro y Miguel de Estete, quienes lo saquearon y destruyeron en gran parte.
ETIMOLOGÍA
Ichma (o Ychsma, que según Maria Rostworowski es la forma correcta de pronunciación) era el nombre original de la divinidad venerada en Pachacámac, en la lengua de los pueblos de la costa peruana o yunga; Pachacámac es una palabra compuesta de origen quechua, que fue impuesta por los incas, y que significa creador del mundo. Según una interpretación, la palabra ichma también designaba el tinte extraído del achiote (Bixa orellana), que le da una tonalidad rojiza.
Según Antonio de la Calancha , ichma era sinónimo de llimpi, nombre aplicado al azogue y su color bermellón, utilizado como maquillaje en diversos rituales que el cronista califica como hechicería. En cualquier caso, está claro que este color tenía un significado religioso especial para las ichmas. Las paredes de los templos de Pachacámac estaban pintadas de ese color.
UBICACIÓN GEOGRÁFICA
El Señorío Ichma abarcaba los valles medio y bajo de los ríos Lurín y Rímac, en la costa central de la actual provincia de Lima, en parte del territorio donde floreció la cultura Lima. En efecto, las fuentes etnohistóricas hablan de una etnia Ichma que dominó estos valles hasta la época inca; sin embargo, los datos arqueológicos disponibles muestran diversos estilos en cerámica y variadas expresiones en arquitectura, por lo que debemos suponer que el término Ichma en realidad agrupaba a varios curacazgos. Tenían características diferentes. Hay quienes sostienen que desde el sur las ichmas llegaban al valle del Mala. Sin embargo, los límites del estado de ichma aún no se han definido.
LA CAPITAL
Todo este complejo político tuvo como centro Pachacámac, ya para entonces un antiguo centro administrativo-ceremonial, que se amplió mucho con la construcción de las llamadas pirámides de adobe con rampas. Este santuario fue sede de una divinidad muy venerada por su oráculo, cuyo prestigio desbordaba los límites del señorío de la ichma. Los habitantes de los valles costeros e incluso los de la montaña acudían allí en peregrinación para consultar al dios. El ídolo del dios estaba tallado en madera y guardado en una pequeña cámara. Su prestigio se mantendría durante todo el período incaico, extendiéndose hasta la conquista española.
CENTROS PRINCIPALES
- En el Valle de Lurín: Pachacámac, principal centro ceremonial. Otros pueblos:Maracuyá, Pampa de Flores, Jacinto Grande, MalPaso, Molle, Manchay Alto, Huaycán, Chontay y Avillay.
- En el Valle del Rímac: Armatambo; Maranga (en el sector denominado ciudadela de tapia, donde destacan las huacas de Tres Palos, Cruz Blanca, San Miguel, La Cruz, La Palma); Mateo Salado; marca de mango; Fortaleza de Campoy; Huaca Huantille; Huaca San Borja, entre otros.
ORGANIZACIÓN POLÍTICA
El Señorío de Ichma dominó varios curacazgos ubicados en los valles de Lurín y Rímac. Dichos curacazgos fueron los de Sulco (Surco), Guatca, Lima, Maranca (Maranga) y Callao. Formarían una especie de confederación, aunque no hay suficiente información al respecto.
ORGANIZACIÓN SOCIAL
Al igual que otros señoríos de la costa central peruana, la masa de la población se dividiría según su especialización:pescadores, agricultores, comerciantes, artesanos. En la cima de la pirámide social se encontraban, obviamente, los señores o nobles que constituían la clase dirigente.
ORGANIZACIÓN ECONÓMICA
Las principales actividades económicas eran la agricultura, la pesca y el comercio de excedentes de productos. Aprovecharon y mejoraron la excelente red de canales o acequias heredada de la cultura Lima, con la que ganaron extensas áreas para el cultivo. El valle de Lima era muy fértil y proporcionaba el sustento a una gran población. Los grandes recintos ceremoniales, además de su función religiosa, servían como grandes almacenes de productos alimenticios y como centros de fabricación de artículos de lujo.
CONTEXTO HISTÓRICO
Alrededor del año 900 d.C. el Imperio Huari entró en franca decadencia. En su lugar surgieron expresiones culturales regionales que inauguraron una nueva etapa en la historia andina. En los valles de Lurín y Rímac, en el actual departamento de Lima, surge el llamado Señorío ichma o Ichimay. Los grandes poblados de la época anterior, ubicados en zonas alejadas de la costa (como Cajamarquilla), fueron abandonados para dar protagonismo a nuevos asentamientos más vinculados a la costa, como Pachacámac y Armatambo. Maranga, la antigua capital de la cultura Lima, también volvió a cobrar importancia, con un complejo de pirámides que se eleva al sur del antiguo asentamiento.
Al norte del señorío de ichma se extendía el señorío de Collique que dominaba el valle de Chillón y la zona de Carabayllo y llegaba hasta Quivi (actual Quives). Es posible que se fraguara una alianza entre ambos señoríos para contener las constantes invasiones de etnias serranas, como los yauyos y chacllas. Lo cierto es que alrededor del año 1470 d.C. se produjo la irrupción de los incas, supuestamente bajo el mando del príncipe Túpac Yupanqui (el Sapa Inca era entonces Pachacútec), quien anexó toda la región a la órbita del Tahuantinsuyo. Sin embargo, las autoridades locales se mantuvieron, luego de jurar obediencia al Inca del Cusco, y el santuario de Pachacámac mantuvo su prestigio e importancia, siendo ampliado por los propios incas, aunque impusieron su propio estilo arquitectónico, levantando un templo del Sol y un Acllahuasi. .
La población del Señorío de Ichma debió ser muy numerosa; Sólo en el valle bajo del Rímac debieron vivir más de 150.000 personas, pues según las crónicas los incas organizaron la región en tres hunos; cada huno incluía diez mil familias, según la meticulosa organización decimal inca.
ARTE
Arquitectura
Pirámide de Pachacámac con rampa, propia de la cultura Ichma. Expresiones arquitectónicas importantes de los Ichmas son sus pirámides truncadas construidas con ladrillos de adobe, aunque algunas se apoyan en una base de piedra. En todos ellos se distingue un patrón religioso común. Estos monumentos tienen básicamente dos características:
- El uso masivo de tierra apisonada, es decir, de grandes adobes o adobones de barro apisonado, dejando de lado la técnica anterior de pequeños adobes o adobitos propia de la cultura Lima.
- La presencia de grandes rampas de acceso.
15 templos con rampas han sido identificados en el sitio de Pachacámac. En Maranga, ubicada en el Valle de Lima, destacan las pirámides o huacas de La Palma y Tres Palos. La pirámide con rampa de Huaquerones también parece seguir el mismo patrón. Estas construcciones no sólo cumplían funciones ceremoniales o religiosas, sino que también servían como almacén de productos alimenticios (maíz, chile, etc.) y como alojamiento para los artesanos que elaboraban piezas de cerámica y tallas en madera. , actividades realizadas en los sectores aledaños a las pirámides. Luego de la conquista inca, las pirámides truncadas con rampas cayeron en desuso y se impuso el estilo constructivo de los conquistadores.
Cerámica
Las construcciones Ichma se asocian a cerámicas con una iconografía propia, poco estudiada por los investigadores. «Las cerámicas típicas de Ichma son de pasta espesa y de color rojo claro, a veces decoradas con combinaciones de blanco y negro y blanco y rojo, con un adorno escultórico llamado “caragollete”, es decir, un rostro estilizado que adorna el cuello de la vasija. Se incluyen motivos con figuras antropomorfas, ornitomorfas, ictiomorfas y zoomorfas.»
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Trabajos arqueológicos en la Huaca Bellavista, en Santa Anita, revelan entierros de personajes de la élite de la cultura prehispánica Ichma, vestigios de la ocupación inca y restos de chinos del siglo XX. El distrito de Santa Anita tiene 28 años de fundado. Sin embargo, la evidencia de una ocupación continua de la zona se remonta a varios siglos atrás.
Así explica la arqueóloga Roxana Gómez al Diario Oficial El Peruano la importancia de los trabajos para poner en valor la Huaca Bellavista, la más importante de la cultura Ichma en esta zona. Según el especialista, director del proyecto de recuperación de sitios prehispánicos, el principal objetivo es que los habitantes de la huaca conozcan la historia de su localidad. Durante los trabajos arqueológicos se han descubierto una serie de objetos que revelan las múltiples facetas que jugó este espacio a lo largo del tiempo. EntierrosGómez dice que se han encontrado varios entierros del período Ichma. Algunos de los cuerpos eran niños. Debido al ajuar funerario –joyas con aplicaciones de spondylus, delicadas piezas de tela, cerámicas–, el arqueólogo supone que la mayoría pertenecía a la élite. Otro detalle que revela Gómez es que en el sitio también se encontraron objetos pertenecientes a la ocupación inca, como aríbalos.
El arqueólogo afirma que el complejo tenía un propósito religioso-administrativo. También señala que desde allí se controla la toma del canal de Surco, y está cerca del canal de Late, por lo que tiene una ubicación estratégica. El arqueólogo dice que esta huaca fue abandonada en tiempos del virrey Toledo. Sin embargo, tuvo usos ocasionales. Por ejemplo, a principios del siglo XX, los trabajadores chinos que no podían ser enterrados en el cementerio por no ser cristianos eran enterrados en las huacas. En la parte superior de este conjunto se han encontrado hasta siete de estos enterramientos.
FUENTE:andina.com