Historia de Sudamérica

La Constitución de Huancayo de 1839:“un nacimiento monstruoso”

Nacido en medio de las conmociones internas que habían desgarrado al país; formado por hombres sin ideas ni principios, en su mayor parte; dirigido por un soldado [Agustín Gamarra], a quien un triunfo había sometido a todos los hombres y a todas las cosas, cuya ciencia administrativa se reducía sólo a la intriga y al manejo sórdido de las conspiraciones y que, colocado nuevamente, por la fortuna en el primer lugar de la nación , quería dotarla de instituciones que redundaran en beneficio exclusivo de él y de sus familiares; ¿Qué podría resultar sino un nacimiento monstruoso en el que la justicia y los intereses de la generalidad fueron sacrificados, para servir de pedestal a la dominación de una oligarquía excluyente, despótica y privilegiada?
La Constitución de Huancayo de 1839:“un nacimiento monstruoso” Agustín Gamarra:Caudillo Militar Sin embargo, la obra pareció perfecta a sus autores, y enamorados de ella, la rodearon de mil obstáculos que se oponían a la reforma, no sólo en su totalidad, sino también en la más insignificante de sus disposiciones; como si hubieran querido moldear todo el país a una medida informe y extravagante, o como si el pueblo estuviera para las instituciones y no las instituciones para el pueblo. El propio Licurgo, que inventó un código extraño y sorprendente, tuvo en cuenta el carácter de sus conciudadanos, para someterlos a un yugo de hierro e imponerles una existencia casi monástica. Su legislación duró algún tiempo; pero al final pereció, a pesar del solemne juramento que hizo Esparta de conservarla, debido a las transformaciones que se habían producido en las costumbres y hábitos del pueblo. Nuestros legisladores del año 39 se creían más sabios y más poderosos que todos los legisladores del mundo; mucho más que el mismo Dios que dio el código de leyes que debía regir al pueblo de Israel. La legislación hebrea presenta, en efecto, una circunstancia admirable. Fue dado una sola vez y nunca fue sometido a modificación alguna; pero desde su inicio contuvo las bases fundamentales de los diferentes sistemas de gobierno que habrían de triunfar en la nación judía. según las fórmulas establecidas por ellos, su reforma sería imposible. Prueba de ello son las vanas recomendaciones del propio poder ejecutivo y los intentos fallidos de algunos miembros de las cámaras. Afortunadamente, todo el país se ha declarado a favor de la reforma; La prensa periódica ha apoyado este impulso con fructíferas y luminosas producciones y, por nuestra parte, también queremos aportar algo a tan gran empresa.
Escrito por el insigne jurista Toribio Pacheco y Rivero (1828-1868) ) en Cuestiones Constitucionales.
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