La tumba, que tiene dos metros de profundidad, está acompañada de numerosas ofrendas como siete mates, cuatro cuyes, más de 20 hojas de maíz, calabazas y bolsas de tela que contienen verduras.

Los haces están aún se encuentran in situ porque se están realizando los trabajos de registro pertinentes; la tumba se salvó del saqueo ya que fue encontrada ligeramente fuera del espacio elegido por los antiguos peruanos de la cultura Ichsma (1000 – 1450).
Los restos descubiertos pertenecen a una época de cambios sociales muy fuertes; Probablemente eran representantes de una élite que ejercía el poder desde un lugar fuera de Lima, pero cuando la población disminuyó, volcaron su ira contra los individuos ya muertos, destruyendo sus tumbas.
La obra en la Huaca Pucllana es el resultado de la Interés del Municipio de Miraflores en la puesta en valor de este sitio arqueológico, y junto con el Ministerio de Cultura a través de un Convenio de Cooperación Interinstitucional, se encargan de la investigación, conservación y puesta en valor del monumento.

Las obras han sido dirigidas desde 1981 por Isabel Flores Espinoza, quien encabeza una equipo formado por arqueólogos, conservadores, antropólogos físicos y otros especialistas.
