El siglo XVIII fue testigo de un período de importante crecimiento económico en Europa y América del Norte. La combinación de innovaciones tecnológicas, mejoras agrícolas y expansión del comercio condujo a una mayor productividad y crecimiento demográfico.
Revolución industrial:
El final del siglo XVIII marcó el inicio de la Revolución Industrial, inicialmente centrada en Gran Bretaña. Este período provocó cambios transformadores en la manufactura y la agricultura. La mecanización, la energía del vapor y las fábricas cambiaron la naturaleza del trabajo y condujeron a un aumento de la producción.
Mercantilismo:
El mercantilismo, una política económica predominante durante el siglo XVIII, se centró en promover las exportaciones y acumular riqueza a través de una balanza comercial favorable. Los gobiernos emplearon aranceles y regulaciones para alentar las industrias nacionales y limitar las importaciones.
Revolución Agrícola:
Los avances agrícolas contribuyeron al auge demográfico del siglo XVIII. Los movimientos de cercamiento, las técnicas agrícolas mejoradas y las innovaciones en cultivos, como la revolución agrícola inglesa, aumentaron los rendimientos agrícolas.
Expansión comercial:
El surgimiento de las redes comerciales globales trajo nuevos mercados, productos y mercancías a la economía. Las colonias y territorios de ultramar contribuyeron a la prosperidad de las naciones europeas, impulsando la expansión económica.
Capitalismo y economías de mercado:
El ascenso del capitalismo y el cambio hacia economías de mercado cobraron impulso. Personas físicas y jurídicas dedicadas al comercio, el comercio y la industria manufacturera. La expansión del crédito y la banca también facilitó las transacciones económicas.
Aparición de la banca moderna:
El siglo XVIII fue testigo del surgimiento de los sistemas bancarios modernos. Los avances notables incluyen el establecimiento de bancos centrales, como el Banco de Inglaterra, y el concepto de banca de reserva fraccionaria.
Desigualdades económicas:
A pesar del crecimiento económico, había marcadas desigualdades en la distribución de la riqueza. La Revolución Industrial provocó disparidades de ingresos, siendo los comerciantes, terratenientes e industriales ricos los más beneficiados.
Desafíos y crisis:
El desarrollo económico en el siglo XVIII estuvo intercalado con crisis financieras y recesiones económicas. Las guerras y los conflictos perturbaron el comercio y provocaron períodos de inestabilidad económica.
En general, el siglo XVIII sentó las bases del mundo industrializado moderno. Marcó un período de innovación, expansión comercial y crecimiento económico que moldeó el curso del desarrollo económico en los siglos siguientes.