10 de mayo de 1933:En numerosas ciudades universitarias alemanas, los nazis reunieron miles de libros de bibliotecas públicas y privadas y los quemaron en las plazas públicas. Hay obras de autores conocidos como Erich Kästner, Kurt Tucholsky, Carl von Ossietzky y Heinrich Mann, entre ellos muchos escritores judíos. En total, se ven afectados los libros de más de 300 filósofos, científicos, poetas, novelistas y autores políticos:un "Holocausto de los libros", como escribió entonces la revista estadounidense "Newsweek".
Los hechizos de fuego acompañan a las quemaduras
Además de ciudadanos comunes, en la quema de libros del 10 de mayo participan estudiantes, pero también rectores y profesores de las universidades. La gente se reúne en la Opernplatz de Berlín (hoy Bebelplatz), en la Wilhelmsplatz de Kiel, en la plaza del mercado de Greifswald, en la Columna de Bismarck en Hannover y en otras ciudades universitarias. En Hamburgo, la cremación no tuvo lugar hasta el 15 de mayo en Kaiser-Friedrich-Ufer debido a las fuertes lluvias. Las acciones, que van acompañadas de los llamados dichos de fuego, en los que una persona llama a su vez denigra a los autores individuales, continúan hasta junio.
Colecciones de libros prohibidos
Los libros fueron recogidos en carros y luego quemados en la hoguera.El 10 de mayo, el propio Ministro de Propaganda del Reich, Joseph Goebbels, estuvo presente en Berlín y declaró que la "era del intelectualismo judío exagerado" había terminado. El estudiado germanista Goebbels, que escribió su tesis doctoral con un profesor judío, allanó el camino para la destrucción de cientos de obras literarias "no alemanas". Sólo en Berlín se reúnen más de 20.000 libros en la campaña de recogida para la quema de libros.
Erich Kästner, uno de los autores en cuestión, también se atreve a ir a la hoguera:"Me paré frente a la universidad, rodeados de estudiantes con uniformes de las SA, vi nuestros libros volar hacia las llamas parpadeantes y escuché las cursis diatribas de los pequeños y astutos Un clima fúnebre se cernía sobre la ciudad (...) Era asqueroso."
"Igualización" de la literatura
En sus "Hechizos de fuego", varios interlocutores nombraron a los respectivos autores cuyas obras arrojaron a las llamas.La quema de libros es un primer triunfo de la política de "conformismo" y de supresión de la libertad de expresión. Al mismo tiempo, son el punto culminante de la campaña "Contra el espíritu antialemán" con la que el estudiantado alemán, dominado por el sindicato de estudiantes nazi, comenzó en marzo de 1933 a perseguir a escritores judíos y políticamente impopulares (muchos de estos autores moldea nuestra imagen actual de la literatura de la República de Weimar.
Heinrich Heine, cuyos escritos también fueron prohibidos por los nacionalsocialistas, ya en 1820 puso en boca de su protagonista Hassan una sombría profecía en la tragedia "Almansor":"Esto fue sólo un preludio. Donde se queman libros, también se quema gente quemado al final." Estas palabras se hicieron realidad en Alemania unos años después de 1933.