"Duelo de animales" (Enfrentamiento de animales ) es un programa de televisión en el que se recrean enfrentamientos virtuales entre dos especies diferentes para descubrir quién ganaría en la vida real. Utilizando datos de científicos y expertos, se recrean en modelos mecánicos, basados en la fuerza, tamaño, peso, tipos de ataques, cualidades y debilidades de los dos animales en el laboratorio, al final estos resultados se llevan a un duelo virtual entre ellos. con el tipo de ambiente donde se originaría la pelea se decide quién gana y al final de cada encuentro se explica por qué el animal resultó ganador. Pues bien, si en algún momento ha habido un enfrentamiento entre elefantes africanos y asiáticos no hace falta recrearlo… ocurrió en el año 217 a.C. en la batalla de Rafia que se enfrentó a Antíoco III el Grande y Ptolomeo IV Filopator .
Cuando Antíoco III el Grande accedió al trono del Imperio Seléucida en el año 223 a.C. su imperio estaba empezando a resquebrajarse. El reino helenístico más grande desde la división de los diácodos había sufrido un serio revés en sus fronteras, perdiendo el extremo oriental (Bactria) en favor de los partos, así como territorios en Galacia y Panfilia (donde su hermano encontró la muerte en un vano intento de recuperarlos) y la constante presión desde el sur por parte de los Ptolomeos de Egipto, vecinos muy problemáticos que fueron un foco constante de hostilidades durante todo su reinado. En esta precaria situación comenzó el reinado de Antíoco III. Su primer objetivo fue precisamente el vecino del Nilo, provocando la Cuarta Guerra Siria en el 219 a.C. Tras ocupar Judea y Palestina durante dos años, el rey seléucida se plantó en Egipto con 62.000 infantes, 6.000 jinetes y 102 elefantes de guerra asiáticos. Ptolomeo IV Filpotor contaba con cifras similares a las de su adversario, 60.000 infantes, 5.000 jinetes y 73 elefantes de guerra africanos. Esta desventaja numérica no condicionó el resultado de la batalla de Rafia (Gaza) el 22 de junio del 217 a.C. y Ptolomeo puso en fuga al ejército seléucida, causando más de 10.000 bajas. Antíoco III se vio obligado a firmar una paz forzada en la que Ptolomeo IV tomó parte, recuperando toda Palestina para su reino.
Obviando el resultado final de la batalla, nos centraremos en el enfrentamiento directo entre ambas especies, y para ello recurriremos al historiador griego Polibio en la obra Historias…
Pero admiraba aún más ver a los mismos elefantes peleando y hiriéndose de frente; porque el combate de estos animales es así:se enredan, atacan con todas sus fuerzas para no perder terreno, hasta que el más poderoso aparta la trompa de su antagonista. Una vez torcido, lo agarra por el costado y lo carga, como hacen los toros con las astas. La mayoría de los elefantes de Ptolomeo temían el combate. Esto es muy común en los elefantes africanos. A mi parecer, consiste en que no soportan el olor y el bramido de los indios, y asustados de su magnitud y fuerza, huyen antes de acercarse, como efectivamente sucedió entonces. Como las bestias estaban alborotadas, desordenaron las líneas delante de ellas, y oprimiendo a la guardia real de Ptolomeo les hizo volver la espalda
Si atendemos a su aspecto físico y a su carácter (el africano es más grande, más pesado y más agresivo), se podría pensar que, en un enfrentamiento directo con un número similar de ejemplares de cada especie -como ocurrió en la descripción de Polibius en el ala izquierda de la batalla-, los africanos derrotarían a los asiáticos. ¿Por qué no fue así? Porque los elefantes africanos, a diferencia de sus parientes asiáticos, no son fáciles de domesticar. Precisamente por eso los asiáticos son los habituales en zoológicos, circos e incluso en las películas de Tarzán, donde está montado sobre un elefante asiático con orejas postizas para que no se note tanto.
Independientemente de la creencia de que los elefantes tienen terror a los ratones, existen varios ejemplos en la historia en los que han sido derrotados aprovechando su miedo, como en la Batalla de Zama, donde Escipión sacó cornetas y tambores para espantar a los ratones. Los elefantes de Hannibal y provocando el caos; en el asedio de las tropas macedonias de Antígono II Gonatas a Megara, donde para librarse del asedio de los paquidermos los habitantes de Megara soltaron una piara de cerdos, a los que previamente habían echado aceite y prendido fuego, y ante esa masa de fuego que emitía estruendosos chillidos ahuyentaron en estampida matando a muchos macedonios o cuando Tamerlán, en su conquista del sultanato de Delhi, tuvo que enfrentarse a 120 elefantes acorazados con los colmillos impregnados de veneno y ordenó cargar sus camellos con paja y madera y tras prender fuego a la carga los lanzó contra los elefantes que, lógicamente, huyeron. En medio del caos, el ruido y los golpes recibidos, propios de una batalla, es normal que los elefantes peor entrenados o domesticados -los africanos- sigan sus institutos naturales y huyan. Los asiáticos eran más "controlables" en las circunstancias que se dieron en Rafia.
Sin embargo, esta solución plantea directamente otra pregunta:¿cómo logró Aníbal llevar sus elefantes africanos de Cartago a Roma? Entre las diferentes explicaciones a esta pregunta, creo que la más sólida es la que explica que Aníbal derivó de una subespecie que existiría en las montañas del Atlas, desapareció cuando esta región tuvo menos precipitaciones y se volvió más árida -recordemos que un adulto africano El macho ingiere unos 200 kilos de verduras y frutas al día, que eran de menor tamaño que las especies subsaharianas y, sobre todo, mucho más dóciles. De hecho, el último elefante que cayó en la odisea de Aníbal por conquistar Roma fue el suyo, al que llamaron Surus. (sirio), y su nombre parece indicar que era asiático.
Fuentes:Los elefantes de Hannibal, La batalla entre los elefantes asiáticos y africanos