En primer lugar me gustaría precisar que el término moro proviene del latín maurus, el nombre de los habitantes de la provincia romana de Mauritania oMauretania , una zona del norte de África que correspondía a la costa mediterránea de lo que hoy es Marruecos y que nada tiene que ver con el actual país de Mauritania. Como todos sabemos, las oleadas que cruzaron el Estrecho de Gibraltar y alcanzaron la Península Ibérica en el año 711 fueron casi en su totalidad bereberes recientemente islamizados de esta zona; árabes, lo que se dice árabes, escasos. Por extensión, el término Moro Acabó utilizándose para nombrar a aquel que profesaba la religión islámica y al musulmán que vivió en España del siglo VIII al XV.
Dicho esto, la respuesta al título está mucho más cerca de no que de sí . No me atrevo a decir un NO (rotundo) porque casi ocho siglos dan para mucho, pero sí podemos decir que su legado genético y fisonómico es mínimo comparado con el de otros.
Y ahora nos ponemos manos a la obra...
La ley islámica permitía a los moros "estar relacionados carnalmente » con las mujeres cristianas (emires, califas y reyezuelos tenían a las cristianas como concubinas y favoritas), pero los moros no podían hacerlo con las cristianas, bajo pena de muerte. Por tanto, el único caso posible de mestizaje en al-Andalus era el de un padre musulmán y una madre cristiana y, lógicamente, sus hijos fueron educados en el Islam. Posteriormente, durante la llamada Reconquista, los reinos cristianos del norte fueron vaciando la península de población musulmana a medida que ganaban territorio. Tras la toma de Granada en 1492 por los Reyes Católicos, los judíos fueron expulsados y en 1502 se proclamó el decreto de conversión forzada (obligando a los musulmanes a convertirse o abandonar la península), buscando la unificación religiosa. Los moros , como se llamaba a los musulmanes que se convirtieron al cristianismo y se quedaron, sería en esta época el único resto del mestizaje, pero la mayoría de ellos siguió manteniendo en privado sus costumbres, su lengua e incluso su religión. En 1570, Felipe II envió a su medio hermano Juan de Austria a las Alpujarras para sofocar una rebelión morisca. Después de años ayudando a Berbería y a los piratas turcos, Felipe III ordenó la expulsión definitiva de los moros en 1609. Así, la "sangre" morisca que quedó en la antigua al-Andalus fue mínima.
Entonces, ¿de dónde viene la población actual de Andalucía?
Pues simplemente, de los cristianos que repoblaron el sur:leoneses, castellanos, gallegos, aragoneses... Y para que quede más claro, en palabras de maestros:
- Vosotros, amigos andaluces, podréis disfrutar de la autonomía política que ahora deseáis. Por ser nietos de los conquistadores cristianos, podréis vivir de forma autónoma dentro de España. Claudio Sánchez Albornoz (historiador y ministro de la Segunda República)
- La ilusión de que los andaluces descienden de los moros sólo se sustenta en la fantasía de algunos pseudohistoriadores y ciertos conversos al Islam que repudian sus nombres de pila Sebastián, José, Paquita, por Abderramán, Mohamed o Aixa». Juan Eslava Galán (escritor y ganador del Premio Planeta)
- Pero detrás de la brillantez guerrera, de los elogios más o menos fundamentados, aparece invariablemente el interés económico. Es interesante que los musulmanes permanezcan –como antes los cristianos– por una motivación económica básica, al menos mientras las nuevas tierras no sean repobladas con suficientes norteños, un proceso que comenzó a mediados del siglo XIII en el valle del Guadalquivir y culminó en las Alpujarras en 1570. La población sometida (mudéjar), en constante decadencia demográfica y económica, sobrevive durante un tiempo en zonas rurales y en menor medida dedicada a la construcción, el servicio doméstico y la pequeña industria artesanal. La emigración al norte de África y al reino de Granada, impulsada tanto por los alfaquíes, que no soportaban la idea del mestizaje, como por los conquistadores, despobló los asentamientos árabes, de modo que en tiempos de Alfonso XI habían pasado por cuanto mejor. Se redujeron fuertemente las de Niebla, Carinona, Jerez, Moguer y Constantina, y las de Écija y Sevilla. Todo ello en paralelo a una afluencia masiva de norteños que castellaniza profunda y radicalmente el centro y oeste de la actual Andalucía, haciendo de esta innegable realidad histórica ilusoria y de un delirante folclorismo las actuales pretensiones de quienes muy seriamente se dicen «descendientes de moros». Los excelentes estudios del profesor Manuel González Jiménez nos eximen de repetir aquí hechos bien valorados y probados en la documentación existente:sabemos que a la muerte de Fernando II, con los reinos de Jaén y Córdoba ya repoblados, por el Rey Sabio –actualmente-. -canonizado como el gran protector de moros y judíos- concentró sus esfuerzos en poblaciones grandes o medianas y en el eje defensivo en torno a la frontera con Granada. Pero no sólo acuden allí gallegos, asturianos o leoneses, 100 ballesteros catalanes se instalan en Camas. y la toponimia urbana de Sevilla aviva nuestra memoria con el nombre de sus antiguas calles. Los resultados presentados por R. Arié en el levante peninsular son muy similares en Valencia, Baleares y Aragón, aunque la repoblación aragonesa en el levante fue. más lento y, por motivos económicos, se intentó frenar, al menos al principio, la salida de obra mudéjar. Serafín Fanjul (Catedrático de Literatura Árabe de la Universidad Autónoma de Madrid).
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